La Amazonía, una noble causa que nos compromete a todos.
Rafael Cartay
A Pat Smith, por su empatía con la preservación de la Amazonía.
Los seres humanos somos esencialmente seres sociables. Sin el otro, sin la ayuda del otro, es muy difícil desarrollar una labor exitosa y tener grandes logros. Así sucede en la cuenca amazónica. Maltratada, devastada, deforestada a una tasa creciente, a pesar de la gran importancia que tiene la Amazonía para la sobrevivencia del planeta. No solo es valiosa la contribución de la gran masa de bosques para capturar el dióxido de carbono, uno de los gases de efecto invernadero responsables de la acelerada degradación de la biosfera, con grandes repercusiones sobre el cambio del clima en la Tierra. No solo es necesaria por su disponibilidad de agua, sino también por la contribución del bosque y el suelo para preservar la rica flora y fauna de la Amazonía, protegiéndola de la extinción de sus especies, sino también la de tomar conciencia militante para defender su rol como barrera de protección para defender su valiosísima biodiversidad, que es uno de las expresiones más claras de la maravillosa vida en el planeta. No solo tampoco por la necesidad de preservar la escasez de agua dulce en el planeta, gracias a la existencia de una extensa red hidrográfica que constituye la cuenca con sus innumerables cursos de agua, entre los cuales destaca el río más largo y caudaloso de la Tierra, el Amazonas, y secundariamente, como tributario, otro río fabuloso, el Orinoco, que convierten a la vasta región en un factor de gran importancia para garantizar la disponibilidad de agua dulce, que es, además, apenas, una pequeñísima parte del agua del planeta, un recurso sin el cual la vida no es posible. Pero se necesita, además, de la empatía de todos a los que le duele la destrucción progresiva y sistemática de esa maravilla natural que es la cuenca amazónica, de cuya salvaguarda depende, en gran parte, la vida de todos. Pero nada podrá lograrse en firme si no hay un acuerdo multinacional de los ocho países que conforman la vasta Cuenca de la Amazonía, con el fin de establecer una estrategia conjunta de desarrollo sostenible de la Amazonía. Nada tampoco podrá lograrse si cada uno de nosotros no levanta su voz solidaria en defensa de la Amazonía, y de un desarrollo sostenible, no solo del bosque, sino también de la gente que lo habita.
¿Me permiten que les narre una pequeña historia?
Es una historia que se refiere a muchos de esos personajes, casi invisibles, que luchan heroicamente por proteger la Amazonía de los abusos de los criminales que la destruyen, aún poniendo en riesgo su propia integridad física. La búsqueda de la rentabilidad económica a toda costa y de la desmesurada ambición por enriquecerse de unas cuantas empresas y grupos criminales ha llevado al asesinato de muchos líderes ambientalistas que defienden a la naturaleza. No solo ahora, sino también en el pasado, cuando los poderosos barones del caucho asesinaron y promovieron el desplazamiento de muchas comunidades indígenas de sus territorios de origen.
Uno de esos luchadores fue Chico Mendes (1944), un joven nacido en el estado de Arce, que procedía de las familias pobres de seringueiros, que son los recolectores de caucho en la selva, Ese joven encabezó desde 1976 las primeras manifestaciones pacíficas en contra de la explotación social y de la deforestación propiciada por los terratenientes. Eran los tiempos trágicos de una cruel dictadura militar que se extendió desde 1964 hasta 1985. En 1985 lideró una marcha nacional pacífica que llegó a Brasilia pidiendo el cese de la deforestación, mejores condiciones de vida para los seringueiros y una reforma agraria justa para las comunidades indígenas. En 1987 Chico Mendes recibió el Premio Global 500 de la ONU. El 22 de diciembre de 1988 Chico Mendes fue vilmente asesinado en su propia casa, cuando contaba con 44 años de edad.
Después de Chico Mendes han sido asesinados muchos ambientalistas en Brasil, en los países amazónicos, y en todas partes del mundo que guardan ricos tesoros ambientales. Por todos ellos, en su memoria, tenemos que levantar nuestra voz de solidaridad con la vida.
Unida a la historia heroica de Chico está la de Marina Silva (1958), hija de seringueiros pobres y también nacida en Arce, un estado pobre y perdido en el Brasil amazónico. Marina aprendió a leer a los 16 años, y ha logrado varios títulos académicos con una dedicación admirable. Ambos, Chico y Marina, juntaron sus fuerzas en las protestas de los 80, y fundaron en 1984 la Central Única de Trabajadores (CUT), que ha jugado un activo en defensa de la Amazonía. La bandera de Chico la heredó Marina, y la ha levantado cada vez que ha estado cerca del poder, no para beneficio propio, sino en defensa de la noble causa de la Amazonía. Ha sido ministra del medio ambiente de Brasil durante las primeras presidencias de Lula da Silva, y se separó de él, y del Partido de los Trabajadores (PT), cuando observó que Lula cedía a favor de los intereses oscuros de los aprovechadores y destructores de la Amazonía. Ahora se han reconciliado. Lula acaba de prometer la reconstrucción del Brasil y la defensa de la Amazonía, después de la nefasta política de Jair Bolsonaro. Nombró a Marina como nueva Ministra del Medio Ambiente y Cambio Climático.
Ahora nos toca seguir apoyando con empatía a los defensores del medio ambiente y de la Amazonía. Empatía procede de la voz griega empatheía, que significa en griego “emocionado”. De allí que los invitamos a seguir comprometidos con entusiasmo en la suerte del otro o del otro ser. Estar pendiente de su suerte, apoyar en la medida de nuestras capacidades, levantar nuestra voz de protesta, y dar nuestro aporte, por pequeño que sea, o que nos parezca. No obstante, ese apoyo es valioso y necesario para lograr que la Amazonia no siga siendo una causa huérfana y sin dolientes, como lo ha sido durante mucho tiempo, no solo en Brasil, sino en cada uno de los países que constituye la vasta Cuenca Amazónica, y donde se han multiplicado los intereses criminales, a la sombra de gobiernos corruptos.
El Dr. Rafael Cartay es un economista, historiador y escritor venezolano mejor conocido por su extenso trabajo en gastronomía, y ha recibido el Premio Nacional de Nutrición, el Premio Gourmand World Cookbook, Mejor Diccionario de Cocina y El Gran Tenedor de Oro. Inició sus investigaciones sobre la Amazonía en 2014 y vivió en Iquitos durante 2015, donde escribió La Tabla Amazónica Peruana (2016), el Diccionario de Alimentos y Cocina de la Cuenca Amazónica (2020), y el portal en línea delAmazonas.com, de del cual es cofundador y escritor principal. Los libros de Rafael Cartay se pueden encontrar en Amazon.com
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