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Acaí, la trágica leyenda de la palmera que salvó a una tribu amazónica

octubre 2, 2020

Ante el hambre, la muerte y la desolación se yergue una extraña heroína

portada acai leyenda

El acaí o açaí (Euterpe oleracea) tiene muchos nombres comunes: asaí, assaí, huasaí, manaca, chonta, palmito, naidi. Y se le confunde con frecuencia con Euterpe precatoria.

Ambas palmeras son las dos especies del género Euterpe, que cuenta con 49 especies más,  explotadas en la Amazonía brasileña, donde abundan.

El acaí es fácilmente reconocible en la selva baja, donde crece, porque su gran altura, de 30 a 40 metros, la hace destacar en el bosque cuando se le sobrevuela.

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Además, su tallo largo, duro  y redondo termina en un penacho o corona de hojas finas, largas y flexibles que le dan la apariencia de una cortina verde. 

El fruto del acaí es  un racimo con drupas, que se tornan de color maduro oscuro al madurar.

Al macerar esos frutos, que presenta una pulpa con tonos violáceos, fermentan con facilidad, casi espontáneamente, produciendo como resultado una suerte de vino espeso con  un sabor achocolatado, que se ha convertido en una bebida muy popular en las grandes ciudades amazónicas.

Esa bebida y el palmito obtenido de su yema terminal constituyen dos alimentos básicos en la dieta amazónica brasileña. 

Valor nutricional

Al revisar el valor nutricional del asaí, huasaí o acaí,  nos damos cuenta de su enorme riqueza nutricional, y de su justa fama como alimento prodigioso.

Por cada 100 g de su pulpa comestible hay

  • 246 Kcal,
  • 64,38 g de carbohidratos, 
  • 2,66 g de proteína,
  • 0,57 g de grasa,
  • y un elevado contenido de minerales: calcio, zinc, magnesio, hierro, entre los que destaca  el potasio, con 930 mg por cada 100 g de pulpa comestible.
  • El acaí es rico también en algunas vitaminas como E (45 mg), C (20 mg) y algunas vitaminas del complejo B. 

A ese fruto y a esas cualidades nutricionales está asociada  una de las más bellas leyendas de la Amazonía brasileña. 

La trágica leyenda de Icaí

Hace mucho, pero mucho tiempo, en un lugar del bosque amazónico, cerca de donde  ahora se levanta la populosa Belem do Pará, habitaba una tribu indígena dirigida por un cacique llamado Itaki.

En aquel tiempo la zona estaba devastada y no se encontraban alimentos por ninguna parte.

No obstante, la enorme penuria, y la escasez resultante, las mujeres indígenas seguían teniendo hijos, agravando una crisis tenida ya como  insoportable.

El Consejo de ancianos decidió prohibir nuevos nacimientos, ordenando que los recién nacidos fueran sacrificados.

Y así sucedió. No nacieron más niños y se redujo la población.

Se  redujeron las bocas que alimentar, aunque no se habían producido muchos más alimentos en el bosque.

Mujer Indígena Autor: Edgar Guerrero.
Fuente: LHommeDuMonde / CC BY-SA

A pesar de las prohibiciones nació una niña, procreada por Icaí, hija del cacique Itaki.

Icai suplicó por la vida de su hija, pero  el consejo de ancianos fue inflexible, y ordenó a Itaki, su abuelo, sacrificarla.

Y así se hizo.

Icaí, consternada por la pérdida de su bebé, se encerró en su choza durante días, casi sin alimentarse, y lloraba sin parar.

Un día Icaí oyó el llanto de un niño, y recordó a su hijita muerta. Abrió la puerta de su vivienda, y allí estaba su hijita, recostada a una gran palmera. Gritó de alegría y salió corriendo a abrazar a su hija, pero solo abrazó a la palmera.

Y allí se quedó, abrazada a la palmera,  en medio de su tristeza,  hasta desfallecer y morir.

Arriba, en lo alto de la palmera que abrazaba, había un racimo de drupas casi negras, con las que los  indígenas de su tribu prepararon un vino espeso, nutritivo y sabroso, que salvó a su pueblo, junto con el palmito nacido  de su inflorescencia o cogollo, del hambre que los diezmaba.

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Feira do Açaí no Mercado «Ver-o-Peso». Fuente: Camila Neves Rodrigues da Silva / CC BY-SA

Se acabó la escasez en la comunidad y los ancianos permitieron nuevos nacimientos de niños.

El pueblo agradecido llamó a esa palmera acaí, cambiando las letras del nombre de la desconsolada madre muerta.

Desde entonces, el acaí es una de las bebidas más populares de la Amazonía brasileña.  

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