Las comunidades indígenas nativas amazónicas hace ya mucho tiempo que dejaron de ser básicamente cazadoras-recolectoras.
Ahora están en una fase superior, en la que las fuentes de subsistencia se diversificaron, con la caza, la pesca, la recolección, la chacra y el huerto familiar y, en los casos de indígenas asimilados a la economía de mercado y a la cultura urbana, con el trabajo asalariado para procurarse un ingreso que le permita adquirir los alimentos.
Pero no siempre fue así.
El Dr. Rafael Cartay es un economista, historiador y escritor venezolano mejor conocido por su extenso trabajo en gastronomía, y ha recibido el Premio Nacional de Nutrición, el Premio Gourmand World Cookbook, Mejor Diccionario de Cocina y El Gran Tenedor de Oro. Inició sus investigaciones sobre la Amazonía en 2014 y vivió en Iquitos durante 2015, donde escribió La Tabla Amazónica Peruana (2016), el Diccionario de Alimentos y Cocina de la Cuenca Amazónica (2020), y el portal en línea delAmazonas.com, de del cual es cofundador y escritor principal. Los libros de Rafael Cartay se pueden encontrar en Amazon.com
Evolución histórica
Los recolectores, o más propiamente, los cazadores-recolectores, existieron hasta hace unos 10.000 años, en el período Mesolítico, etapa intermedia en la Edad de Piedra, entre el Paleolítico y el Neolítico.
Entonces, se produce un gran cambio en la vida humana, inducido principalmente por las modificaciones en el clima, al terminar las grandes glaciaciones.
El hombre empieza a abandonar las cuevas, a diversificar y perfeccionar sus instrumentos de piedra. Va cambiando su modo de producir, sustituyendo poco a poco la recolección, la caza y la pesca, por actividades más estables, como la agricultura y la ganadería.
Esas grandes adaptaciones humanas se reflejan en cambios en la dieta y, especialmente, en cambios en la organización social.
Antes los individuos se agrupaban en macrobandas para procurarse el alimento.
Esos cambios fueron acelerados por los aumentos de población y las necesidades crecientes de esas poblaciones, convirtiendo a las actividades de caza y de recolección en insuficientes.
El nomadismo fue gradualmente sustituido por el sedentarismo, y crece la necesidad de establecerse y de permanecer en un mismo lugar durante un tiempo indefinido.
La población cambia su emplazamiento en el momento en que la cantidad de energía empleada en el abastecimiento de alimentos, sea mayor que la cantidad de energía obtenida por medio de la ingestión de esos alimentos (1).
La recolección en el Amazonas en la actualidad
Hoy en día, ninguna sociedad amazónica, indígena o no, satisface una parte importante de sus necesidades alimentarias con la recolección, que se convirtió en una actividad marcadamente complementaria de la alimentación.
Quizás la recolección siga teniendo una gran importancia en la vida diaria con el acopio en el bosque de productos y fibras vegetales para elaborar los utensilios y las viviendas indígenas.
En el ambiente amazónico, a pesar de contarse con una naturaleza exuberante, no se puede subsistir puramente como recolector, a menos que la sobrevivencia buscada sea como una necesidad a muy corto plazo. Como es el caso de una persona perdida momentáneamente en la selva.
La precariedad en la obtención de proteínas con esta actividad, a menos que se recurra al consumo de insectos, dificulta esta posibilidad, y la hace casi insostenible.
La alimentación como rito socio-cultural.
La alimentación, en la sociedad humana, es un acto básicamente social.
No se refiere solamente al acto de conseguir unos alimentos para satisfacer el hambre y asegurarse la subsistencia como especie.
El ser humano es omnívoro. Requiere diferentes tipos de nutrientes (carbohidratos, proteína, grasa, vitaminas, minerales, fibra y agua), y no puede mantenerse consumiendo un solo tipo de alimentos, ni su dieta puede estar limitada a una serie de nutrientes que le provee la recolección, que es, en gran medida, azarosa.
Además el ser humano no consume lo que puede, sino lo que elige.
Elige sus alimentos en el seno de una cultura, y sus alimentos resultan marcados con significados por esa cultura. Es decir, simbolizados.
De tal manera que la comestibilidad de un alimento es un concepto biológico (un alimento es lo que puede ingerirse como materia aceptable por nuestra fisiología para proveernos de energía y cumplir funciones en nuestro organismo, resultando indispensables para la vida).
Pero el alimento, además de ser aceptado por la biología, debe ser permitido por la cultura en la que se vive.
La triple condición de los alimentos.
El alimento tiene, pues, una doble condición, de nutriente y de símbolo. Y diría una triple condición, agregando la de medicamento, pues todo lo que nutre y adquiere una significación cultural alimentaria, contribuye con la salud del cuerpo y con el control de las emociones.
La alimentación, en la esfera humana, es una manera que tiene el individuo, el comensal, de construirse el cuerpo y de insertarse en el mundo, para imaginárselo e imaginarse a sí mismo.
La alimentación, como acto social total, refleja el nivel de desarrollo y complejidad de una cultura determinada.
¿Qué se recoge en la Amazonía?
Son muchos los productos recolectados, mayormente de origen vegetal, que son reseñados en una abundante bibliografía, en la que destaca la obra de Brack Egg (1998, 2000, 2012), Barriga (1994), Wust (2003) y el Tratado de Cooperación Amazónica (1996), y de muchos otros autores reseñados por Cartay (2016) (2).
Solamente en la Amazonía peruana se han registrado unas 4.217 especies de plantas nativas recolectadas que presentan 49 usos distintos, entre los cuales los más importantes son los medicinales, comestibles, madera para construcción, artesanales, colorantes y tintes, ornamentales (3)(4). Sin incluir a la leña, una tarea masculina, fundamental en la vida cotidiana de las comunidades nativas, en especial para la cocción y el ahumado de los alimentos.
Frutas del Amazonas
Los frutos amazónicos son numerosas, en especial las frutas, aunque desconocidas. Su utilización fuera de la cuenca es muy limitada, porque muy pocas son cultivadas de manera regular.
La mayoría de las frutas que crecen en la selva de manera silvestre, se encuentran de manera estacional y no se comercializan en los mercados urbanos fuera del circuito amazónico. Y seguirán siendo “frutos promisorios” hasta que haya una acción concertada para cultivarlos, tras haber sido estudiadas sus características agronómicas y sus propiedades nutricionales.
Frutas poco conocidas (de baja o nula explotación comercial)
Solo mencionaré algunas, para ilustrar su variedad: anona, anón, anonilla (Rollinia mucosa); arazá (Eugenia stipitata), borojó (Borojoa sorbilis), caimitillo (Pouteria speciosa), caimito (Pouteria caimito), camu camu (Myrciaria dubia), castaña (Bertholletia excelsa), cocona (Solanum sessiliflorum), copoassú (Theobroma grandiflorum), guaba, inga, guamo bejuco, rabo de mico (Inga edulis), huito (Genipa americana), indano (Byrsonima crassifolia), lucuma (Pouteria macrophylla), leche Caspi (Couma macrocarpa), marañón, cajú (Anacardium occidentale), palillo (Campomanesia lineatifolia), metohuayo, cacay, tacay, palo de nuez (Caryodendrum orinocensi), pitanga (Eugenia uniflora), pechiche (Vitex gigantea), pitomba (Talisia esculenta), sachamango, sacha mangua (Grias neuberthiii), ubo, jobo, hobo (Spondia mombim, S. lutea), umarí, guacure (Pariqueiba sericea), uvilla, uva caimamona, caima (Pouroma cecropiaefolia), uxi, uchi (Duckesia verrucosa, Sacaglotis verrucosa), zapote, mamey Colorado, chupa chupa (Matisia cordata, Quararibea cordata).
Frutas propias de la cuenca amazónica cuya explotación comercial se ha diversificado en el mundo.
En la relación anterior he omitido algunos árboles frutales nativos de la cuenca, que son producidos comercialmente y conocidos en muchas partes del mundo: piña (Ananas comosus), palta (Persea americana), papaya (carica papaya), guayaba (Psidium guajaba), mamey (Mammea americana), cacao (Theobroma cacao), maracuyá y otras pasifloráceas (Passiflora sp.), guanabana (Annona muricata), naranjilla (Solanum coconilla, S. quitoense).
Frutas introducidas en el Amazonas.
Los siguientes árboles frutales fueron introducidos en el Amazonas a partir de la época de la colonización española y ahora se consiguen en muchas partes de la cuenca, fuera de las chacras, como en las purmas (chacras abandonadas): las musáceas banana (Musa sapientum) y plátano (Musa paradisiaca), mango (Mangifera indica), pandisho, fruta de pan o de árbol (Artocarpus altilis), carambola (Averrhoa carambola), o distintas variedades de cítricos, entre los cuales destaca el limón rugoso (Citrus jambhiri).
Las Palmas del Amazonas
La recolección en la Amazonía no solo se refiere a las frutas, sino también a las palmas, más importantes aún que las frutas para la vida indígena en la selva, abundantes en la selva baja, que merecen ser tratadas en una sección especial.
Insectos comestibles del Amazonas
Así como en el caso de los insectos comestibles, que son consumidos en casi toda la cuenca, para procurarse proteína y grasa en la dieta alimentaria.
Bibliografía
- 1 . Arce Ruiz, O. (2005). Cazadores y recolectores. Una aproximación teórica. Gazeta de Antropología. No. 21. ISSN: 0214-7504. http: //hdl.handle.net/10.481/7189.
- 2. Cartay, R. (2016). La mesa amzónica peruana. Ingredientes, corpus y símbolos. Lima: Universidad San Martín de Porres, 131-164.
- 3. Comisión Amazónica de Desarrollo y Medio Ambiente. (1994). Amazonía sin mitos. Bogotá: La Oveja Negra, 66.
- 4. Brack Egg, A. (2012). Diccionario de frutas y frutos del Perú. Lima: Universidad San martin de Porres.
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