El 11 de enero del 2024 se publicó en la revista Science un artículo titulado «Dos mil años de urbanismo-jardín en la alta Amazonía» donde un equipo multidisciplinario dirigido por el arqueólogo francés Stéphen Rostain, defendía la tesis de la existencia de una ciudad-jardín con un urbanismo avanzado para su época hace 2500 años en la Amazonía ecuatoriana. Pero lo más importante es que presentaba las pruebas, por supuesto, y pruebas contundentes, más de 6 mil plataformas de arcilla, la mayoría del tamaño de una cancha de tenis, otras del tamaño de un campo de futbol y otras más grandes. Estas 6 mil plataformas unidas por una extensa red de decenas de kilómetros de caminos, vías, avenidas y carreteras, con canales de desagüe o drenaje de terrazas para el cultivo, en un entramado de proporciones monumentales para su época. Indicios de una sociedad sedentaria con un alto nivel de organización social hace 2500 años.
Pero esta investigación comenzó mucho antes.

El redescubrimiento de la ciudad perdida: una investigación con muchos otros nombres
En 1968 los arqueólogos norteamericanos Clifford Evans y Betty Meggers ya habían visitado los montículos del valle del Napo y habían hecho investigaciones sistemáticas allí. Posteriormente, el sacerdote y arqueólogo ecuatoriano Pedro Porras trabajó en el lugar por unas dos décadas, durante los años ‘70 y ‘80. Realizó excavaciones y hallazgos importantes en el sitio de Huapula.

Estas investigaciones de Pedro Porras incluyeron dataciones del carbono 14 y clasificaciones cerámicas. De manera que ya desde aquel entonces se sabía de la existencia de una civilización que había habitado aquel valle hacía unos 3 mil a 2 mil años atrás (según las estimaciones de Porras) y se tenía cierto conocimiento del tipo de cerámica que estos pueblos habían producido en su época. El Padre Porras incluso había elaborado un mapa de uno de los centros con mayor densidad de tulpas o montículos por kilómetro cuadrado. Se trata del sitio arqueológico conocido como Huapula, al cual Porras denominó Sangay como el gran volcán activo que se levantaba imponente hacia el este del valle de Upano.


Años más tarde, en 1998, otro investigador llamado Ernesto Salazar, del Departamento de Antropología de la Universidad Católica del Ecuador, publicaba un artículo titulado » De vuelta al Sangay, Investigaciones arqueológicas en el Alto Upano» donde daba cuenta de «el descubrimiento de 35 aldeas agrícolas precolombinas, caracterizadas por plataformas artificiales con plazas en su interior.» Además de mencionar el complejo sistema de caminos locales y regionales que sugerían una alta concentración
demográfica en los declives orientales de los Andes, durante un período que iba de 500 a.C.- a 500 d.C. Adicionalmente Salazar agregaba diagramas de los clusters de monticulos desde una vista cenital e incluso un mapa con todos los sitios donde se habían encontrado estos montículos en el valle de Upano.







Lo que no se sabía en aquel entonces era qué tan grande había sido esta civilización ni cuántos de esos montículos había realmente en aquel valle. Entre muchas otras cosas.
Stephen Rostain: un nuevo impulso a las investigaciones en el valle del Upano
El arqueólogo Stéphen Rostain es una autoridad en el tema, graduado en la Sorbonne en París, con unas cuatro décadas de experiencia y más de 100 artículos científicos publicados. Ha participado y dirigido excavaciones arqueológicas no sólo en Francia, su tierra natal, sino también en México, Guatemala, Aruba, Brasil y especialmente en la Amazonía, tanto en la Guyana francesa como en la Amazonía ecuatoriana donde vivió durante unos cinco años, desde 1996 hasta el 2001.
Rostain consultó los artículos publicados por Pedro Porras y reconoció en ellos una información valiosa y una contribución importante. Sin embargo, algunas de las hipótesis levantadas por el sacerdote, le parecieron al francés algo descabelladas. Pedro Porras decía por ejemplo, según Rostain, que los montículos centrales de Huapula, los más altos del sitio, estaban dispuestos a fin de dar la imagen, vista desde el cielo, de un hombre copulando con un jaguar. Una conclusión con la que el arqueólogo francés no parece estar de acuerdo.

Lo extenso del sitio arqueológico y las lagunas existentes en las investigaciones precedentes animaron a Rostain a llevar adelante nuevas excavaciones. Fue así como surgió el programa arqueológico Sangay-Upano en el cual el arqueólogo francés trabajó desde 1996 y que concluyó con la publicación del artículo titulado “Secuencia arqueológica en montículos del valle del Upano en la Amazonia ecuatoriana” (1999) en el cual daba cuenta de los resultados de las excavaciones de un conjunto de montículos y plazas ubicados en el sitio de Huapula junto al río Upano.
La investigación concluía que “entre 700 AC y 400 DC, comunidades de la cultura Upano ocuparon el sitio y edificaron los montículos, abandonándolos después de una fuerte erupción del volcán Sangay, la misma que cubrió la región con una espesa capa de cenizas. Más adelante, entre 700 y 1200 DC, grupos de la cultura Huapula llegaron y se instalaron sobre los montículos.”


Como parte fundamental de esta investigación excavaron la cima de una de estas plataformas y encontraron una serie de vestigios con lo cual pudieron reconstruir cómo era la distribución del hogar, las actividades que se desarrollaban sobre el suelo doméstico de la casa familiar de la cultura Huapula. Además, se levantó un mapa arqueológico regional que comprendía los montículos artificiales conocidos hasta entonces en aquel valle.

En 2010 Rostain publicaba una nueva cronología de los habitantes del Valle de Upano basado en el análisis del material conseguido tras el decapado en las excavaciones.

Una cronología aún por definir
El análisis de los vestigios encontrados en cada uno de los estratos y del carbono 14 permitió elaborar una cronología que ha sido revisada y corregida con el tiempo. Según la última versión presentada en el artículo de la revista Science en 2024 el valle fue habitado por cuatro o cinco culturas distintas.

Los estratos más bajos corresponden a la cultura bautizada como Sangay y datan de 700 a 500 antes de Cristo. Este grupo al parecer habitó el valle pero no levantó los montículos. Luego, en el estrato inmediatamente superior se consiguen restos de una cultura denominada como Kilamope, los cuales, según se cree, fueron quienes levantaron los montículos de tierra originalmente y habitaron el valle desde 500 antes de cristo en adelante. En el estrato superior consiguen restos de otra cultura identificada como Upano quienes también construyeron monticulos de tierra y, se estima que pudieron haber sido contemporáneos o sucesores a la cultura Kilamope, este grupo habitó en este valle probablemente desde 500 a.C. al 300/600 d.C. Luego se encuentra un estrato que está lleno de ceniza volcánica (aparentemente) y luego en los estratos más superficiales consiguen huellas de la cultura Huapula y Shuar. Lo que les permite a los investigadores deducir que, tras una explosión del vecino volcán Sangay, los primeros pobladores Upano y Kilamope originarios se vieron forzados a abandonar el lugar y que las plataformas fueron ocupadas tiempo después por los Huapula y seguidamente por los Shuar. Luego llegaron los españoles y, más tarde, colonizadores kichwas y mestizos provenientes del altiplano andino.
El arqueólogo francés siguió insistiendo en sus investigaciones en la zona y siguió publicando artículos y libros relacionados al tema. Unos años más tarde, en 2013 Rostain publicaba un libro titulado “Islas en la selva amazónica, manejo del paisaje en la amazonía precolombina”.
Todo esto parecía muy interesante pero no dejaban de ser unos cuantos montículos de tierra dispuestos con algún ingenio hace más de dos mil años.
Estructuras similares en otras partes de la Amazonía
Por otra parte, en los años siguientes, durante las primeras dos décadas del siglo XXI se encontraron estructuras similares en otras partes de la cuenca amazónica que incluían igualmente calzadas, montículos, canales y/o fortificaciones. Como por ejemplo en los llanos de Barinas en Venezuela, en los llanos de mojos en Bolivia y en Brasil, en el Alto Xingu y en la Amazonia central en Brasil.
Ya en 2022 otro equipo de investigación liderado por el arqueólogo alemán Heiko Prümers publicaba los resultados de un escaneo del terreno utilizando el sistema Lidar en un área de formaciones de montículos artificiales similares encontrados en la amazonía boliviana. Con el que se demostró la existencia de un urbanismo de baja densidad. Los resultados no eran muy alentadores.


Lo que seguía ignorándose en ese entonces era el tamaño que habría abarcado aquella civilización Upano o Kilamope durante su esplendor en el valle del río Upano en la Amazonía Ecuatoriana. ¿Cuántos de estos montículos habían exactamente aquí? Para responder a esta pregunta se hizo indispensable recurrir a un escaneo global de la región con el sistema LiDAR, que les permitiera mapear con lujo de detalles el relieve de aquel valle del río Upano y salir de dudas definitivamente.

La cobertura con el sistema LiDAR fue realizada por la empresa Technoproject por encargo del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador (INPC). La aeronave utilizada fue una Cessna 206 equipada con un escáner láser Optech Gemini 2008, calibrado a una velocidad de barrido de 100 kHz, una frecuencia de barrido de 40 kHz y un ángulo de barrido de 50°.
Entre el 25 de julio y el 10 de agosto del año 2015 la empresa Technoproject realizó un total de 20 vuelos en el transcurso de 17 días, sobrevolando el área designada donde se habían conseguido algunos de los montículos.
Según indica el documento “La geolocalización fue asegurada por tres receptores GNSS Leica GS09., a una altitud media de 305 m (1000 pies) y una velocidad media de 180 km/h (100 nudos)”.
Seguidamente, la empresa Technoproject entregó al equipo de arqueólogos 300 imágenes en bruto (con una resolución de un metro por un metro cada una) que formaban las piezas de este rompecabezas o puzzle que en conjunto medía un kilómetro cuadrado. El equipo de arqueólogos recibe así este conjunto de datos LiDAR y arman el Modelo Digital de Elevación final.
Posteriormente, para evitar interpretaciones erróneas, tuvieron que descartar todas las edificaciones que no fuesen pre-hispánicas. ¿Cómo hicieron esto? Tomaron imágenes satelitales del mismo lugar pero de fuentes como Google Maps o Google Earth, Bing, Mapbox, entre otras y las superpusieron al Modelo Digital de Elevación conseguido tras armar el rompecabezas de las imágenes Lidar. Así pudieron separar, como se dice en criollo, el grano de la paja. Y, al descartar las edificaciones y caminos recientes, les dió como resultado este mapa que ustedes están viendo acá abajo. Es el mapa de una civilización cuyas huellas habían permanecido ocultas bajo tierra hasta este momento.

Tras armar el rompecabezas de imágenes Lidar, como hemos explicado anteriormente, el arqueólogo francés Stephen Rostain y su equipo (Cuatro franceses, un alemán, dos ecuatorianos y un portorriqueño) debieron haber quedado absolutamente perplejos.
Así resumía el equipo de especialistas su espectacular hallazgo:
“En el valle del Upano, en la Amazonia ecuatoriana, en las estribaciones orientales de los Andes, se ha descubierto un denso sistema de centros urbanos prehispánicos. El trabajo de campo y el análisis LiDAR han revelado un paisaje antropizado con conjuntos de plataformas monumentales, plazas y calles que siguen un patrón específico entrelazado con extensos drenajes agrícolas y terrazas, así como caminos rectos y anchos que recorren grandes distancias. Las excavaciones arqueológicas datan la ocupación desde alrededor del 500 a. C. hasta el 300/600 d. C. La característica más llamativa del paisaje es el complejo sistema de caminos que se extiende a lo largo de decenas de kilómetros y conecta los diferentes centros urbanos, creando así una red a escala regional. Este extenso desarrollo temprano en la Alta Amazonia es comparable a sistemas urbanos mayas similares recientemente destacados en México y Guatemala.”

Plataformas y plazas
Clasifican entonces las más de 6000 plataformas encontradas en un área de 300 km2, en 3 tipos:
- La forma estándar es rectangular y de unos 20 x 10 m (comparable a una cancha de tenis) pero con una elevación de dos a tres metros de alto (más o menos) el tamaño de una tarima de concierto.
- Forma circular: escasa (sobre la cual el estudio no hace mayores comentarios)
- Forma rectangular monumental (de hasta 140 x 40 m y 4,5 m de altura)
Los investigadores sugieren que muy probablemente las plataformas standard de 20 x 10 metros correspondería a edificaciones residenciales mientras que las monumentales estarían destinadas a un uso cívico-ceremonial.
Se dan cuenta, y toman nota de ello, que las plataformas aparecen principalmente en grupos de 3 a 6 unidades alrededor de una plaza, formando complejos residenciales de unos 40 metros por 40 metros los más comunes y hasta de 10 hectáreas para los conjuntos residenciales más extensos y densamente poblados. Kilamope, el complejo más grande, cubre 10 ha e incluye una plataforma monumental de 140 x 40 m (4,5 m de altura). La densidad promedio es de 16,6 plataformas por kilómetro cuadrado.
Según los autores, debido a su ubicuidad y su estrecha relación con la red vial, consideran que los complejos son los elementos constructivos elementales del paisaje prehispánico.

plataforma de tierra. Fuente: Rostain, S., Dorison, A., De Saulieu, G., Prümers, H., Le Pennec, J. L., Mejía Mejía, F., … & Descola, P. (2024). Two thousand years of garden urbanism in the Upper Amazon. Science, 383(6679), 183-189.
Asentamientos
Como pueden ver en el mapa, en el estudio se identifican una serie de 15 asentamientos clasificados en 2 categorías:
- Asentamientos principales (más grandes): con mayor densidad de plataformas por kilómetro cuadrado. Entre los cuales se incluyen 5 asentamientos: Sangay, junguna, Kunguints, Kilamope y Copueno.
- y un grupo de 10 asentamientos secundarios (más pequeños), o con menor cantidad de plataformas por kilómetro cuadrado,
Entre el primer grupo, Sangay, anteriormente llamado Huapula, destaca por su evidente mayor densidad de plataformas o casas por kilómetro cuadrado.
Junguna y Kunguints parecen ser sitios principalmente residenciales con muchos complejos pequeños adyacentes a ejes de circulación internos, mientras que Kilamope y Copueno se caracterizan por tener grandes plataformas identificadas como complejos cívico-ceremoniales.
CARRETERAS y VIAS
Con respecto a las carreteras se identificaron dos trayectos como los más extensos. El trayecto desde Uyunts hasta Jurumbono con 14 kilómetros y el trayecto desde Kilamope hasta Kunguints con una longitud de 25 km. Estas “carreteras” entre comillas no eran simples caminos abiertos sino especie de grandes canales de agua flanqueados por ambos lados de montículos de tierra lo cual da lugar a otra hipótesis muy interesante de la que hablaremos más adelante.

Campos drenados
Los campos drenados cubren por lo general un área de 10 a 40 metros de ancho y decenas de metros de largo. En los límites se detectaron zanjas de 4 metros de ancho por 40 centímetros de profundidad. Dichas zanjas están conectadas a canales de drenaje, un poco más anchos y más profundos, y los canales a su vez desembocan en la red hidrográfica de las quebradas. En su conjunto el sistema de drenaje evitaba el encharcamiento lo cual podría ser perjudicial para las cosechas de maíz o yuca.
Planteamientos propios, dudas, discusión.
- Sobre la población: En la investigación no se hace ninguna estimación sobre el posible número de personas que pudieron haber habitado el valle de Upano. Si tomamos en cuenta que según los autores cada uno de los montículos pequeños o plataformas pequeñas corresponde a una vivienda y hay 6 mil, si calculamos a 10 personas promedio por núcleo familiar (La mayor parte del tiempo, la residencia uxorilocal se compone por una casa que alberga de 5 a 20 personas, es decir al jefe de familia, sus esposas e hijos (Descola, 1986; Zeidler, 1983) , podríamos estimar la población entre 60 mil personas y 120 mil personas. (en un area de 50 km2)
Población que podríamos comparar con:
- La población actual de la ciudad de Macas, capital de la provincia de Morona Santiago, la cual para 2022 era de 22.398 habitantes (en un area de unos 12 km2) una densidad de población similar si comparamos: en 48 km2 habrían unas 88 mil personas.
- La población de Tikal ( la más grande acrópolis maya) Las estimaciones de población de la ciudad de Tikal varían, de 10 000, hasta más de 90 000 habitantes, siendo la cifra más probable la del extremo superior de este rango. (en un area de 60 km2)
- En su esplendor, Teotihuacán Tuvo una población aproximada de 100,000 habitantes durante su apogeo (350-450 d.C.) y llegó a ser la sexta ciudad más grande del mundo, sólo detrás de lugares como Roma, Constantinopla y Alejandría.
- Cuzco, que tuvo una población de hasta 150.000 habitantes en su apogeo, fue trazada en la forma de un puma y estaba dominada por bellos edificios y palacios, de los cuales el más rico era sagrado complejo del Coricancha, cubierto de oro y tachonado de esmeraldas, que incluía un templo al dios inca del sol: Inti.
- Sobre las plataformas: En el estudio se habla de plataformas hechas de tierra, sin embargo sólo un par de plataformas fueron excavadas. Quedan 5998 plataformas por excavar. ¿No es posible que estas plataformas no sean tal cosa sino un complejo de miles de megalitos de piedras similares a los megalitos gigantes hallados en la localidad de Capulí en la amazonía peruana?
- Sobre los caminos: Según la investigación del equipo de especialistas franceses en el lugar se encontró, gracias al mapeo con tecnología Lidar, una extensa red de caminos y acueductos. Sin embargo, los caminos, tal como los describen los investigadores, son más parecidos a grandes cauces de agua artificiales. ¿Por qué un camino debía ser algo tan complicado? ¿Por qué un camino debería parecerse a un canal, con una profundidad de 5 metros y paredes a los lados? ¿No es más facil pensar que quizás estos “caminos” eran en verdad canales que alguna vez estuvieron llenos de agua y que quizás servían como vías de transporte dado que otras culturas como los aztecas también utilizaban canales de agua como vías de transporte fluvial?
Reflexión final:
En este mapa Rostain señala con un pequeño círculo las plataformas que se han excavado. ¿Qué otros vestigios podrán encontrarse debajo de la tierra que cubre las 6000 plataformas restantes? Quizás este humilde pero numeroso legado de hace dos mil quinientos años podrá parecer insignificante comparado con obras monumentales como las pirámides mayas, aztecas o egipcias pero su número es tal que levanta muchas otras dudas que de seguro encontrarán respuesta en un futuro cercano.
Son muchos otros los que han contribuido en el estudio de la ciudad perdida del Valle de Upano. Rostain es uno más de un ejército de arqueólogos que se ha dedicado al estudio de estas ruinas hasta la fecha y serán muchos otros los nombres que engrosarán esta lista. En la Universidad Católica del Ecuador (PUCE) diversos equipos de investigadores se han dedicado y se dedican actualmente a esta línea. A continuación les dejo una página desarrollada por esta universidad para ayudar a la divulgación de este hallazgo.
Referencias:
- Amazonie, un jardin sauvage ou une forêt domestiquée – Archéologie des Amériques. (2016, octubre 13). Archéologie des Amériques; Archéologie des Amériques UMR 8096 – CNRS / Université Paris 1 – Panthéon-Sorbonne. https://archam.cnrs.fr/portfolio-items/amazonie-un-jardin-sauvage-ou-une-foret-domestiquee/
- Dirección de Patrimonio Mundial. (s. f.). Gob.mx. Recuperado 17 de febrero de 2025, de https://patrimoniomundialmexico.inah.gob.mx/publico/lista_detalle.php?idLista=MTU=
- Obando, M. (2025, enero 27). Descubren antigua ciudad con una avanzada red de caminos y canales en la selva del Amazonas de más de 2500 años. infobae. https://www.infobae.com/peru/2025/01/27/descubren-antigua-ciudad-con-una-avanzada-red-de-caminos-y-canales-en-la-selva-del-amazonas-de-mas-de-2500-anos/
- Rostain, S. (1999). Secuencia arqueológica en montículos del valle del Upano en la Amazonia ecuatoriana. Bulletin de l’Institut français d’études andines, 53–89. https://doi.org/10.3406/bifea.1999.1349
- Rostain, S. (2006). Etnoarqueología de las casas Huapula y Jíbaro. Bulletin de l’Institut français d’études andines, 35 (3), 337–346. https://doi.org/10.4000/bifea.3890
- Rostain, S. (2010). Cronología del valle del Upano (Alta Amazonía ecuatoriana). Bulletin de l’Institut français d’études andines, 39 (3), 667–681. https://doi.org/10.4000/bifea.1825
- Rostain, S., Dorison, A., de Saulieu, G., Prümers, H., Le Pennec, J.-L., Mejía Mejía, F., Freire, A. M., Pagán-Jiménez, J. R., & Descola, P. (2024). Two thousand years of garden urbanism in the Upper Amazon. Science (New York, N.Y.), 383(6679), 183–189. https://doi.org/10.1126/science.adi6317