La tagua, nuez de tagua, mococha, corozo, marfil del Amazonas, yarina, “Marfil Vegetal”, chapi, cadi o cachu, son algunos nombres comunes de las palmeras y semillas de varias especies de palmas del género Phytelephas (Phytelephas macrocarpa; Phytelephas seemannii y Phytelephas aequatorialis) que crecen en forma silvestre y en ocasiones como cultivo comercial en bosques tropicales, principalmente de la Costa y Amazonía ecuatoriana.
Etimología
La palabra Phytelephas proviene del griego Phyton que significa planta, y Elephas que es marfil (Pérez, et. al, 2017) (5).
Distribución geográfica
La tagua se encuentra en los espesos bosques tropicales y húmedos de Ecuador, Colombia, Perú, Brasil y Panamá (Pueblos originarios, s.f.) (7).
Otros nombres dados a la tagua en la Amazonía
De acuerdo con el registro de patrimonio alimentario, los indígenas achuar la llaman chaapi o chapi; en cofán, shishihe o shishije; los kichwa amazónicos la denominan cachu, mucucha, chinchayura, puma chincha, shipati, yarina o mococha; los secoya la llaman sewa; los siona la identifican como sehua; los shuar como chápi o chapi, y los waorani la conocen como omakaba, omakabo, omakewe, tobeka, tobeta o wamowe (Sánchez, 21 de enero de 2022) (8).
Descripción de la planta
La tagua es una palmera solitaria no cultivada que crece en bosques llamados taguales. Esta palma de tronco leñoso puede alcanzar hasta 20 metros de altura y tardar entre catorce y quince años -desde que se siembra- para dar frutos; posteriormente la planta ofrece tres cosechas al año aproximadamente (Pérez, et. al, 2017) (5).
Sus poblaciones originales han quedado reducidas, dada la transformación de los bosques en cultivos, por tanto puede decirse que la tagua es una especie amenazada en la actualidad. Además, frente a las nuevas demandas de los productos derivados de la tagua, se hace necesario desarrollar un modelo de conservación, producción y manejo sostenible del marfil vegetal (PUCE, 2 de marzo de 2022) (7).
Descripción del fruto y semillas
Los frutos de la tagua son grandes y casi redondos, achatados globosos, de color pardo o negro. Desde el punto de vista botánico, son bayas drupáceas (cuando están maduras), de corteza gruesa y fibrosa; encierra un número variable de cavidades loculares que contienen las semillas (dos o más en cada lóculo).
Todo el fruto está sostenido por un pedúnculo del que generalmente cuelga el peso total, que llega hasta 30 libras (Pérez, et. al, 2017) (5). El análisis físico-químico de la pulpa de tagua, evidencia un bajo nivel de proteínas (0,09%), de grasas (0,02%) y de carbohidratos (2,89%), con un alto nivel de humedad (96,11%) y un nivel favorable de filtrado (Mite y Crucellas, 2020) (4).
Las semillas son achatadas por los dorsos lateral, duras y de color café oscuro o negruzcas. Recién cosechadas las semillas tienen un líquido cristalino con sabor a agua de coco, apto para ser ingerido; luego conforme va madurando se hace de consistencia lechosa y sabor dulce, para después volverse gelatinoso y por fin endurecerse completamente y transformarse en un producto córneo y ebúrneo, con un gran parecido al marfil animal (Pérez, et. al, 2017) (5).
Según Artesanías de Colombia (2014) (2), las semillas de la palma homónima deben guardarse y protegerse del sol durante seis meses previos a su utilización, con la finalidad de garantizar que alcancen su “punto óptimo” después de su maduración. Los primeros artesanos elaboraron diversos objetos con la tagua dejándolos en su color natural marfil, pero posteriormente empezaron a utilizar nuevas técnicas, tintes y herramientas para pulir.
Usos de la tagua y su valor socioeconómico
El Marfil Vegetal es un producto forestal no maderero de gran importancia socioeconómica, principalmente en Ecuador -en la zona subtropical de la cordillera andina, las costas de Manabí y en Santa Elena- que es el mayor exportador mundial.
La comercialización del botón de semilla de tagua se inició a mediados del siglo XIX en el mercado internacional, con una gran aceptación hasta poco después de la segunda guerra mundial, pues el avance de la tecnología y el desarrollo de nuevos materiales con bajo costo de producción como el plástico, conllevaron la disminución de la demanda de este producto (Andrade, 2020) (1).
No obstante, la tagua ecuatoriana (Phytelephas aequatorialis) sigue siendo exportada a países como China, Hong Kong, Turquía, Singapur, España e Italia, entre otros, principalmente en forma de artesanías y botones para alta costura; afamadas firmas de la moda internacional utilizan en sus prendas de vestir botones de tagua ecuatoriana (considerada de muy alta calidad), entre ellas Dolce & Gabanna, Carolina Herrera, Dior, Gucci, Prada y Armani. Otro uso relativamente reciente del marfil vegetal al nivel internacional es en forma de polvo exfoliante, en la industria cosmética. Adicionalmente, la tagua genera múltiples servicios ecosistémicos como en la polinización de cultivos y retención de humedad, entre otros (PUCE, 02 de marzo de 2022) (6).
A partir de la tagua se elaboran diversas artesanías como adornos o figuras artísticas decorativas, como botones de alta costura, miniaturas de ajedrez y de animales, trompos, portavasos, llaveros, porta lapiceros, tapas de botella para licores, candeleros, colgantes, entre otros; también se confecciona bisutería como dijes, aretes, anillos, collares y pulseras.
Por otro lado, las hojas de la tagua se utilizan para los techos de las casas y el tallo para la confección de pisos; con los brotes se elaboran escobas. El fruto es un ingrediente de la gastronomía local (consumo ocasional de sal prieta, dulce, mermelada, helados, bebidas); también son una fuente de aceite vegetal de calidad. La harina de tagua tiene como destino la alimentación animal (ganado bovino, cerdos y aves). Por su parte, las raíces de la Yarina (Phytelephas macrocarpa) son utilizadas para aliviar el dolor de riñones (IIAP, 2008) (3).
Los indígenas Waorani extraen una fibra de esta palma para elaborar antorchas, limpiar cerbatanas y prender fuego; con la madera de los tallos confeccionan flechas y de las hojas de tagua elaboran canastos. También usan el fruto para el tratamiento de dolores estomacales y diarrea (Sánchez, 21 de enero de 2022) (8).
Referencias
- Andrade Sosa, A.G. 2020. Estudio de ampliación de Planta de procesamiento de tagua (Phytelephas aequatorialis) para la extracción del manano. Quito: Universidad San Francisco de Quito.
- Artesanías de Colombia. 2014. Identidad y simbología. Semillas de marfil. Recuperado de https://artesaniasdecolombia.com.co/PortalAC/C_sector/semillas-de-marfil_1401.
- Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana, IIAP. 2008. Plan de manejo de Phytelephas macrocarpa “Yarina” en el área de influencia de la comunidad Veinte de Enero, cuenca Yanayacu Pucate, Reserva Nacional Pacaya Samiria. Iquitos: IIAP.
- Mite Morán, M.M. y Crucellas Vera, E.E. 2020. Aprovechamiento de la pulpa de la tagua (Phytelephas aequatorialis) en el desarrollo de productos alimenticios. Guayaquil: Universidad de Guayaquil.
- Pérez, J., Garcés, J., Villao, K., Camacho, I. 2017. Estudio para la creación del centro de procesamiento y taller artesanal para la elaboración de productos derivados del marfil vegetal (tagua) en la comunidad Las Nuñez, provincia de Santa Elena. Revista Científica y Tecnológica UPSE, IV (1), 7-15. Recuperado de https://incyt.upse.edu.ec/ciencia/revistas/index.php/rctu/article/view/234/pdf.
- Pontificia Universidad Católica del Ecuador, PUCE. (02 de marzo de 2022). PUCE trabaja hacia el manejo sostenible de la tagua. Recuperado de https://puceapex.puce.edu.ec/conexionpuce/puce-trabaja-hacia-el-manejo-sostenible-de-la-tagua/.
- Pueblos originarios. Arte precolombino. S.f. Recuperado de https://pueblosoriginarios.com/sur/caribe/embera/tallado.html.
- Sánchez, L. (21 de enero de 2022). Los secretos de la tagua y su origen ancestral. Revista Mundo Diners, recuperado de https://revistamundodiners.com/mundo-diners-plus/secretos-de-tagua/
Economista (Universidad Central de Venezuela). Profesora titular e investigadora adscrita al Centro de Investigaciones Agroalimentarias «Edgar Abreu Olivo», Universidad de Los Andes. Doctora por la Universidad de La Laguna (España). Premio «Uno de los 10 autores más consultados del portal universitario Saber ULA» (2005); premio en el III Concurso de Ensayos del Banco Central de Venezuela BCvoz Económico, 2016, con el trabajo «Theobroma cacao: transformación y consumo del «alimento de los dioses» en Venezuela y el mundo» (en coautoría).
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