Los Asháninka -también conocidos como Campas, Antis, Chunchos, Chascosos, Thampas, Komparias, Kuruparias y Campitis- constituyen el grupo indígena originario más numeroso y extendido de la Amazonía, localizado en la zona de la selva central del Perú, con presencia en los departamentos de Cusco, Ayacucho, Junín, Pasco, Huánuco y Ucayali, así como el territorio en la frontera peruana-brasileña de Uyacali con el estado de Acre. La comunidad indígena Asháninka comprende 675 localidades, de las cuales 405 cuentan con reconocimiento de comunidad nativa.
Denominación
Asháninka puede ser traducido como “gente” o “paisano” en un sentido inclusivo.
Territorio y población Asháninka
El territorio del pueblo indígena Asháninka se extiende en la zona alta del bosque tropical en el oriente del Perú, localizado mayoritariamente en las regiones de Junín, Ucayali, Pasco, Cusco, Huánuco y Ayacucho, las cuales tienen como principales ríos: Pichis, Perené, Ene, Tambo y Ucayali. Asimismo, se encuentran familias de esta etnia en situación de aislamiento y contacto inicial en el Parque Nacional Otishi y en la Reserva Comunal Asháninka (República del Perú, Ministerio de Cultura, 2014) (4).
Según el Censo Nacional del Perú de 2017, la población de este grupo indígena se estimó en 117.955 personas (República del Perú, Ministerio de Cultura, s.f.) (3). Por su parte, se estima que los Asháninkas que habitan en territorio brasileño, son unas 2.000 personas localizadas en la región del Alto Juruá y la margen derecha del río Envira, que bañan los estados brasileños de Acre y Amazonas (Pimenta, citado por Osorio, 2018) (2).
Cosmovisión
La cultura Asháninka comprende conocimientos relacionados con los dueños de la naturaleza y seres espirituales, así como actividades cotidianas, el respeto y la concepción del mundo, teniendo un denominador común con otras etnias indígenas de la Amazonía.
Según Umaña (2021) (5), a partir de la cosmovisión Asháninka, el mundo es un espacio en el que habitan personas, animales, seres vivos y muertos convertidos en animales, así como entidades espirituales buenas y malas. También, al igual que en otras culturas indígenas amazónicas, existe una relación entre los Asháninka y la naturaleza, con un gran respeto a los tsipayetari kari añayeteri, es decir los seres invisibles y visibles.
Además, Umaña (2021) (5) explica que el universo de los Asháninka comprende cuatro mundos: kibinti, kamabero, kipatsi, y sharinkabeni. El primer mundo kibinti, cubierto de nubes, es el ser que mira desde arriba y tiene un poder infinito, siendo el protector de todo lo creado en la naturaleza; el segundo mundo kamabero, liderado por la dueña de los muertos, es el lugar donde llegan los fallecidos y si estos tenían mal comportamiento son regresados al mundo de la oscuridad, sharinkabeni; en el tercer mundo, kipatsi, habitan los seres visibles e invisibles, tanto humanos como animales; el cuarto mundo denominado sharinkabeni representa la oscuridad donde viven los demonios ciegos conocidos como kamari, es decir aquellas personas que no fueron buenas en vida son enviadas a este mundo.
Por otra parte, desde la tradición oral se transmiten los saberes culturales y la armonía que debe existir entre la naturaleza y la humanidad, configurando así la identidad Asháninka.
Lengua Asháninka
El idioma de los indígenas Asháninka pertenece a la familia lingüística Arawak y se encuentra en estado vital.
Organización social
De acuerdo con el Ministerio de la Cultura del Perú (s.f.) (3), tradicionalmente los Asháninka vivían en grupos pequeños y asentamientos dispersos, en los que se distinguían dos tipos de viviendas: la intómoe y la káapa. La primera era la casa femenina, donde vivía la familia nuclear y también se cocinaba; mientras que la segunda se definía como la casa masculina o de huéspedes. Por tratarse de asentamientos dispersos, una de las prácticas comunes de estos indígenas era la visita, que podía variar su duración desde unos pocos días hasta periodos más prolongados. Ha sido costumbre recibir a los visitantes con masato y luego invitarlos a descansar.
En la actualidad, ha variado el patrón de asentamiento de las comunidades Asháninka, pasando de una organización de entre 30 a 50 habitantes a la conformación de aldeas o localidades entre 200 y 300 habitantes aproximadamente. Estas aldeas son construidas en torno a los servicios educativos y de salud, siguiendo la lógica de los centros urbanos. No obstante, la mayoría de las familias de este grupo indígena fundan sus chacras al interior de los bosques, cerca de ríos y quebradas, construyendo espacios de estancia o viviendas donde pueden pernoctar varios días lejos de los asentamientos comunales (República del Perú, Ministerio de Cultura, s.f.) (3).
Por otro lado, de acuerdo con Alva y Díaz (2021) (1), tradicionalmente los Asháninka hacen fiestas de agradecimiento a la naturaleza en época de luna llena, bebiendo masato, compartiendo comida, cantando y bailando; también preparan a las niñas para la vida adulta con la celebración de la fiesta de Pankoreanto, momento sagrado con rituales en los que la madre y abuelos imparten consejos para que sean buenas madres y esposas. Por su parte, el chamán o Sheripiari es considerado el médico de la familia, que atiende a las personas de la comunidad Asháninka, siendo considerado un sabio en el tratamiento de las enfermedades mediante la medicina tradicional; a su vez curan soplando nicotina en la parte afectada, detectando el mal y su origen para luego utilizar diversas plantas medicinales.
Actividades económicas
Como muchos otros pueblos indígenas de la Amazonía, tradicionalmente los Asháninkas han practicado la agricultura de roza y quema, la pesca, la caza y la recolección. La yuca (Manihot esculenta) es el principal cultivo; además se produce con fines de subsistencia el maíz, el plátano, el maní, los frijoles, así como tubérculos y frutas. No obstante, en las últimas décadas del siglo XX, se han incorporado los cultivos de café, cacao y achiote con fines comerciales, así como emprendimientos con miel de abejas y artesanías (entre ellas bisuterías, cushma o vestimenta típica, diversos textiles, arcos, flechas, cestería, tocados y otros) con base en el conocimiento ancestral y el uso de materiales de la selva.
Referencias
- Alva Mendo, J. y Díaz. E. J. 2021. Historia de la comunidad Asháninka El Milagro: historia oral y memoria. Amazonía peruana, XVII (34), 175-202. Recuperado de http://www.amazoniaperuana.caaap.org.pe/index.php/amazoniaperuana/article/view/270/269.
- Osorio, M.L. 2018. Viviendo bien, muriendo mal: Los Ashéninka del Alto Tamaya en la frontera de la Amazonía peruana con Brasil. Anuário Antropológico, 43(2), 141-171. Recuperado de https://journals.openedition.org/aa/3223.
- República del Perú, Ministerio de Cultura. S.f. Base de datos de pueblos indígenas u originarios. Ashaninka. Recuperado de https://bdpi.cultura.gob.pe/pueblos/ashaninka.
- República del Perú, Ministerio de Cultura. 2014. Los pueblos ashaninka, kakinte, nomatsigenga y yanesha. Lima: Ministerio de Cultura.
- Umaña Chiricente, B. 2021. Narrativa de los seres espirituales: cosmovisión y cultura Asháninka. Amazonía peruana, XVII (34), 149-164. Recuperado de http://www.amazoniaperuana.caaap.org.pe/index.php/amazoniaperuana/article/view/270/269.
Economista (Universidad Central de Venezuela). Profesora titular e investigadora adscrita al Centro de Investigaciones Agroalimentarias «Edgar Abreu Olivo», Universidad de Los Andes. Doctora por la Universidad de La Laguna (España). Premio «Uno de los 10 autores más consultados del portal universitario Saber ULA» (2005); premio en el III Concurso de Ensayos del Banco Central de Venezuela BCvoz Económico, 2016, con el trabajo «Theobroma cacao: transformación y consumo del «alimento de los dioses» en Venezuela y el mundo» (en coautoría).
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