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El Mariscal Cándido Rondón

marzo 31, 2020

Biografía de un soldado a cargo de la instalación de líneas telegráficas en la Amazonía Brasilera. Relación con Theodore Roosevelt y el río la Duda.

candido rondon

Si usted entiende algo sobre las enormes dificultades que una persona debe enfrentar para abrirse paso en esa enmarañada y oscura selva que es la vida, déjeme contarle sobre los inicios  de la de Cándido Rondón (1865-1958).

Para hacerlo no encuentro palabras más precisas que las de Dante, en el canto primero del Infierno, de La Divina Comedia:

“¡Ah! Cuán penoso me sería decir lo salvaje, áspera y espesa que era esta selva, cuyo recuerdo renueva mi pavor, pavor tan grande que la muerte no lo es tanto. Pero antes de hablar del bien que allí encontré, revelaré las demás cosas que he visto”. 

Índice

Las raíces de Cándido Rondón

Rondón era caboclo, una suerte de casta de indígenas desnaturalizados y de mestizos con fuerte influencia indígena.

Desde su nacimiento,  las cosas no salieron bien para él: fue huérfano de padre antes de haber nacido, pues su padre murió en 1864, unos meses antes de su alumbramiento.

Luego murió su madre, cuando apenas contaba con dos años de edad. Fue criado, entonces, por su tío paterno Manuel, en medio de grandes dificultades económicas familiares.

Ya adolescente, a Cándido no le quedó más remedio que ingresar a la carrera militar, adonde llegaban los jóvenes de las  familias de escasos recursos. Además, el ejército ofrecía una modesta paga mensual, con la que podía ayudar a su familia.

Un cándido telegrafista

El paso del tiempo lo encontró como un soldado ocupado en sembrar postes de madera para tender líneas telegráficas en Mato Grosso y, además, en una región pobre y olvidada que muchos años después la bautizarían con su nombre, en su honor: el estado de Rondonia, situado en la parte norte de Brasil, en la Amazonía brasileña

cándido rondón
Mariscal Cândido Mariano da Silva Rondon: cuando era joven, explorando las tierras desconocidas de la Amazonía brasileña. Hoy, Patrón del Arma de Comunicaciones del Ejército Brasileño.

Pero eso él no lo sabía, y solo se preocupaba, casi obsesivamente, en hacer posible el tendido de la línea telegráfica y verla cómo se iba levantando penosamente desde Cuiabá, la capital de Mato Grosso, hasta las distintas localidades del vasto estado.

En ese tiempo la avanzada del progreso era el telégrafo, que había llegado al Brasil en 1852. Mientras Cándido crecía y se hacía hombre, entre 1866 y 1886, se levantaron unos 11.000 km de líneas telegráficas en buena  parte del Brasil, pero aún faltaba por cubrir la Amazonía.

La proeza amazónica

A partir de esa fecha Rondón estuvo involucrado en cada km de línea telegráfica tendida en territorio amazónico. Una acción clave y vital en la extensa región amazónica donde la comunicación, muy lenta, se hacía navegando los ríos.

Pedra do Cucuí, Amazonas

El Brasil pujante quería, a como diera lugar y con urgencia, explotar la Amazonía, penetrarla y apoderarse de sus enormes riquezas naturales, pacificar a las tribus hostiles que obstaculizaban el negocio, y crear una red de carreteras y de comunicaciones telegráficas para poder extender su frontera económica con la explotación del café, el cacao y extraer productos de recolección como el caucho, la castaña o nuez de Brasil y el guaraná, y ampliar la actividad ganadera, forestal y minera hasta los últimos  confines de la Amazonía.

Para hacerlo, había que integrar a esa región inhóspita y desconocida al resto del país. La ocasión había llegado, y Rondón iba a jugar un papel trascendental y estratégico en ese proceso. 

En cada viaje que hacía hacia el interior de la Amazonía, Rondón  tendía líneas telegráficas, construía caminos, levantaba mapas, establecía contactos con tribus hostiles para pacificarlas y descubría nuevos ríos y rutas en la selva.

Lo vemos entre 1890 y 1895 construyendo la primera gran línea telegráfica a través del estado de Mato Grosso, y participando en la construcción de la  difícil carretera que enlazaba a Río de Janeiro con Cuiabá, capital del estado de Mato Grosso.

El pacificador

Desde 1900 a 1906 estuvo a cargo de la conexión telegráfica entre Mato Grosso con los territorios fronterizos con Bolivia y Paraguay, y pacificando pueblos aguerridos como el Bororó, cuyos miembros terminaron ayudándolo en esa difícil tarea cumplida de abrir caminos y plantar postes en plena selva.

Tipos de nambicuara. Arriba a la izquierda: hombre con tocado de guerra. Arriba, derecha: tocando la flauta nasal. Centro, izquierda: niña. Centro, derecha: retrato del hombre. Abajo, izquierda: Panpipes. Abajo a la derecha: joven casada. (Cortesía de Claude L6vi-Strauss, excepto centro, izquierda, por cortesía del Museo Americano de Historia Natural). Fuente: Smithsonian Institution. Bureau of American Ethnology / No restrictions

A lo largo de su vida,  Rondón dirigió la colocación de cerca de 6.000 km de líneas telegráficas para servir a los estados brasileños de Mato Grosso y Amazonas.

En esos viajes descubrió ríos como el Juruena, afluente del río Tapajós, en el norte de Mato Grosso, y entró en contacto con la etnia nambikwara, famosa por su hostilidad contra los blancos y mestizos, a los que asesinaba.

En la expedición, ante el acoso bélico de los indígenas, Rondón ordenó a sus hombres no disparar. De allí salió su lema y su método pacificador en base al  entendimiento y la amistad:

«Morrer se preciso for, matar nunca» (morir si fuese preciso, matar nunca)

Rondón levantaba postes, exploraba rincones ignotos y se construía a sí mismo. 

El descubrimiento del río La Duda

En mayo de 1909 Rondón emprendió su más larga y arriesgada expedición. Partiendo desde Tapirapuá, en el norte de Mato Grosso, atravesó con sus acompañantes  todo el noroeste hasta llegar al río Madeira, uno de los grandes afluentes del río Amazonas.

rio teodoro roosevelt
Río la Duda o río Theodore Roosevelt «Reproducido con permiso, en forma revisada, del Boletín de la American Geographic Society para julio de 1914».
Disponible también a través del sitio web de la Biblioteca del Congreso como imagen rasterizada.

Fue un viaje lleno de dificultades. Estuvo perdido con su grupo, agotadas las provisiones, sobreviviendo con los recursos de la selva: recolectando frutas silvestres, cazando y pescando, estableciendo forzosamente contacto con tribus hostiles.

En agosto, descubrió un gran río, entre  el Juruena y el Paraná, al que llamó río de La Dúvida, río de La Duda, cuya localización era aún imprecisa y no aparecía en los mapas.

En diciembre de 1909, cuando lo que quedaba del grupo expedicionario llegó a Río de Janeiro, fueron aclamados como héroes, porque se creía que todos habían muerto.

Servicio de Protección al Indio

En 1910 encontramos a Rondón presidiendo el Servicio de Protección al Indio (SPI), fundado ese año.

Desde el SPI pacificó a muchos grupos indígenas. Entre ellos,  los botocudos, de Minas Gerais, en 1911; los Kaingang, del norte de Sao Paulo, en 1912; los umotina, cerca del río Paraguay; los parintintim, del río Madeira, y a los Gurupi, en la zona limítrofe entre Pará y Maranhao, en 1918.

Cándido Rondón y Theodore Roosevelt

La expedición más delicada fue la que le encomendó el gobierno brasileño  para servir de acompañante y guía al expresidente estadounidense Theodore Roosevelt, que quería hacer un safari en la Amazonía, tal como lo había hecho una década antes en África. No sabía que visitar la Amazonía, con sus peligros y enfermedades era otra cosa.  

cándido rondón y teodoro roosevelt
De izquierda a derecha (sentados): Padre Zahm, Cândido Rondon, Kermit, George Kruck Cherrie, Miller, cuatro brasileños, Roosevelt, Anthony Fiala. Foto tomada en 1914.
Fuente: Source: escaneado de The River of Doubt por Candice Millard 2005.

Rondón escogió la exploración del río La Duda, para navegar su curso y mapearlo, para completar la tarea de 1909. No fue un viaje fácil ni una tarea simple garantizar la seguridad de un expresidente estadounidense que acababa de dejar la presidencia.

El grupo de 19 personas,  que llamaron Comisión Científica Roosevelt-Rondón, partió desde Tapirapuá en enero de 1914 y alcanzaron, tras más de un mes de esforzado viaje, el río La Duda a finales de febrero de ese año.

Perdidos en la selva, agotadas las provisiones, y exhaustos por el esfuerzo de caminar en la enmarañada vegetación y de navegar por peligrosos y traicioneros rápidos del río, debieron recurrir a la caza, a la pesca y a la recolección de frutos silvestres para poder sobrevivir.

Todos enfermaron, menos Rondón, muy fuerte aún a sus 49 años,  acostumbrado como estaba a esas travesías.

Roosevelt, de 56 años, casi muere en el viaje, y no es literatura ni es el producto de la febril imaginación de quien esto escribe.

Enfermo de malaria, desfalleciente por la mala alimentación, con una pierna herida e infectada, y rodeado de indígenas hostiles, solo fue salvado por la energía que emanaba de ese hombre acostumbrado al esfuerzo físico y a las largas jornadas de trabajo, que no a la vida muelle y al lujo, a pesar de haber sido rico desde su nacimiento y de haber desempeñado altos cargos de representación política, incluida la presidencia de los Estados Unidos durante nueve años.  

El legado de un hombre incansable

Rondón era, por su parte,  como un roble. Y lo fue hasta su muerte, en 1958, a los 93 años.

cándido rondón
Cândido Mariano da Silva Rondon

Un ejemplo de resistencia: estuvo activo hasta 1955. 

A los 80 años de edad dirigió la pacificación e integración de las regiones olvidadas del centro oeste del Brasil, una extensa región que comprende el territorio de los estados de Brasilia, Goiás, Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, y que requería casi de un esfuerzo sobrehumano.

Cerca de los 90 años dirigió la elaboración del proyecto del  Parque Indígena del Xingú, que fue logrado cuando él ya había muerto, en 1961, gracias al empeño de los hermanos Vilas Boas.

En 1953 acompañó al antropólogo brasileño Darcy Ribeiro a fundar y a poner en marcha el Museo del Indio, en Río de Janeiro.

A Darcy, que estuvo exiliado en Venezuela durante la dictadura militar, y fue profesor de la Universidad Central. Me parece estar viéndolo, incansable, con el pelo largo a la manera de los jóvenes, hablando en los foros académicos de Caracas. Darcy era como Rondón, movido por una llama y, como se dice, un hombre oportuno, que siempre se encontraba donde debía estar.

El 15 de noviembre de 1889, Rondón, un mozalbete de 24 años, estuvo acompañando  a Deodoro da Fonseca, el líder que proclamó la independencia del Brasil.

Cuando comenzaron los trabajos de extensión del servicio telegráfico en la Amazonía brasileña, y en particular en el estado de Mato Grosso, a cargo del mayor Antonio Gómes Carneiro, él también estaba allí, según cuenta Carlos Benitez Trinidad en un magnífico ensayo sobre su vida, escrito en 2017. 

Rondón no era un hombre que hacía las cosas esperando recompensas, sino por una extraña vocación de servicio al progreso de su Amazonía.

Homenaje

Por su participación en la Comisión Científica, que acompañó a Roosevelt, le concedieron en 1914 la Medalla del Explorer´s  Club de Nueva York, y en 1918 la Medalla Centenaria del gran explorador David Livingstone, otorgada por la Sociedad Geográfica Americana.

En 1955, al cumplir 90 años, lo nombraron honoríficamente Marechal, es decir Mariscal del Ejército.

Un año después crearon el estado de Rondonia en su honor.

En 1957 fue propuesto por el Explorer´s Club de Nueva York para el premio Nobel de la Paz.

El nombre de Rondón está grabado en letras de oro  en el libro de la Geographical Society, de Nueva York.

En el año de su muerte, 1958, se le rindieron muchos homenajes más a Rondón. Fue emitido un billete de 1.000 cruceiros con su imagen.

El Aeropuerto Internacional de Cuiabá, capital de Mato Grosso, fue nombrado Marechal Rondón.

En el 2015 se inscribió el nombre de Cándido Rondón en el Libro de Héroes de la Patria, depositado en el Panteao da Pátria, en Brasilia.

Pero, quizás, el  reconocimiento más querido para él, pudiera haber sido el establecimiento del 5 de mayo, día de su aniversario, como el Día de las Comunicaciones en Brasil, y él el patrono de los telegrafistas del país.

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