La Rana de Leche Amazónica (Trachycephalus resinifictrix) es una fascinante especie que habita en las exuberantes selvas del Amazonas. Conocida por su llamativo color azul, sus manchas negras y su característica secreción de una sustancia lechosa, esta rana ha capturado la atención de científicos y amantes de la naturaleza por igual. En este artículo Rafael Cartay explora las peculiaridades de la Rana de Leche Amazónica, comparándola con otras especies de plantas y animales que también general sustancias similares.
N. del E.
Diferencias entre ranas y sapos
Es necesario primero distinguir a una rana de un sapo. Ambos pertenecen al orden de los anuros y a la clase de los anfibios. Y tienen igual ciclo vital: de renacuajo a adulto. Pero hay varias diferencias notorias entre ellos. La rana es de forma alargada, tiene extremidades largas, delgadas y palmeadas, apropiadas para el salto, su piel es lisa y húmeda, ya que depende estrechamente de la cercanía de fuentes de agua. En cambio, el sapo es de aspecto rechoncho, de piernas cortas y relativamente gruesas, de piel áspera y seca, por tener hábitos mayormente terrestres. Las piernas o ancas de varias especies de rana son comestibles. Entre ellas, la rana toro (Rana catesceiana), la rana verde (Pelophylax esculentus), la rana de mariposa (Leptodactylus ocellatus), o la rana del Amazonas (Lithobates palmipes). Lo que no es común en el caso de los sapos, que presentan veneno en las glándulas mucosas en la piel de la cabeza y de las zonas dorso laterales, y comerlos representa un alto riesgo para la salud, a menos que se preparen cuidadosamente. Y aunque la carne del sapo no sea, en sí misma, venenosa y puede ser comestible, no es recomendable su consumo.
Las ranas, además de ser comestibles (en la cocina francesa las ancas de la rana verde constituyen un manjar muy apreciado), tienen, en comparación con los sapos, algunas características singulares: algunas, por ejemplo, segregan una sustancia blanquecina parecida a la leche de vaca, pero, ¿cuáles especies lo hacen?
Otras plantas y animales que segregan sustancias similares
Un examen de las distintas especies del reino animal y vegetal nos enseña que hay ciertas plantas y animales, que segregan un líquido parecido, en su aspecto, a la leche que nos brinda la vaca y otros mamíferos, aunque en este caso es tóxico para los humanos.
Entre las plantas encontramos el huanseco, árbol de la vaca, leche caspi, leche huayo o zapote (Couma macrocarpa), de una altura mediana, que pertenece a la familia de las Apocynaceae, que abunda en algunas regiones amazónicas del Perú: Loreto, San Martín, Ucayali, y Madre de Dios. Se trata de un látex pegajoso segregado en su tronco, parecido en su color a la leche, de un sabor dulce que atrae a los monos, se emplea en algunos usos industriales para elaborar goma y que los indígenas usan para calafatear sus canoas. Otra planta, propia del sur de Asia, y que también se encuentra en México, es Euphorbia heterophylla, que segrega un líquido blanquecino empleado en medicina popular para curar granos, úlceras, erisipela, verrugas y hasta sarna. No obstante, la planta más conocida en el mundo por la producción de un látex pegajoso es la especie Hevea brasiliensis. Se trata del árbol de caucho o del hule (seringueira, para los brasileños), del que se extrae caucho, hule o goma, de las incisiones practicadas en su tronco. La historia de la explotación del caucho, de gran importancia para la industria del siglo XX, representó un período de amargura y muerte, para los indígenas amazónicos, y de prosperidad y gran riqueza para los barones del caucho.
En cuanto a las especies animales que producen leche, es propio de los mamíferos, para alimentar sus crías. Pero hay especies animales que, sin ser mamíferos, producen una suerte de leche para alimentar sus crías. Lo murciélagos, por ejemplo, que regurgitan el néctar extraído de las flores para vomitarlo y alimentar sus crías. Es el caso del murciélago siricotero de Pallas (Glossophaga soricina), una especie americana, del Amazonas y de América central, que se comporta como los colibríes: dotado de un sorprendente sistema de geolocalización y de un poderoso olfato que le permite detectar de noche el néctar de las flores. Las crías lamen la boca de su madre, y ella les vomita el alimento, aportándole, quizás, flora intestinal, mientras les enseña a alimentarse. O el caso de una especie de ofidio, la serpiente tigre de dorso quillado (Rhabdophis tigrinus), que transfiere veneno a sus crías, desde la postura de los huevos, comiendo sapos venenosos, para dotarles de mecanismos de defensa desde que nacen. O las increíbles arañas saltarinas asiáticas y africanas (Phidipus audax, Toxeus magnus, Portia fimbriata) que combinan una aguda vista con una excepcional “inteligencia” para atraer y capturar sus presas. La especie Toxeus magnus, endémica en Asia, alimenta a sus crías con una sustancia blanca, “leche”, incluso antes que sus huevecillos eclosionen. Esa leche contiene azúcares, grasas y proteínas.
Rana de Leche Amazónica (Trachycephalus resinifictrix)
Pero, entre todos los animalitos no mamíferos que producen leche, quizás la más sorprendente es la rana de la leche amazónica (Trachycephalus resinifictrix), que habita en los árboles del bosque tropical húmedo de América del Sur, por bajo de los 500 m.s.n.m.
Hay más de cinco mil especies de ranas y sapos registradas en el mundo, pero esta ranita es muy especial. Algunos aseguran que es encantadora, y la usan como mascota, pues se adapta fácilmente a la cría en cautiverio. Se comercializa en varios países, salvo en Brasil donde su tráfico está prohibido. Es una ranita arborícola, entre mediana y grande, con unos nueve a diez centímetros de largo (o unas cuatro pulgadas), prácticamente inofensiva, de hábitos nocturnos, que habita en las ramas de los árboles hasta 20 metros de altura, de la selva húmeda de la Amazonía, en cuyos huecos se reproduce. Trepa en los troncos valiéndose de discos adhesivos que tiene en la punta de sus dedos. Cuando nace tiene un color gris, entre blanco y negro, con bandas negras o marrones, pero va cambiando de colores en la medida en que madura. La pupila de sus brillantes ojos está atravesada por una cruz negra. Va tomando colores intensos, en la medida en que crece, probablemente para asustar a sus depredadores, a los que les provoca fuertes irritaciones con la toxina que secreta, pero que es casi inofensiva para los humanos a los que produce una ligera urticaria. Se reproduce sexualmente cada año o año y medio. Entonces pone de 100 a 2.500 huevos, a los que incuba durante unos dos días. Vive habitualmente del consumo de insectos, de pequeños artrópodos, y es muy voraz. Es singular, porque, aparte de la leche, tiene huesos, músculos y boca de color azul. La especie presenta dimorfismo: la hembra adulta es de mayor tamaño que el macho. La hembra segrega una sustancia blanquecina, de aspecto lácteo, para defenderse de sus enemigos o cuando está estresada.
Es comercializada en Estados Unidos y Europa para servir de mascota, por lo que se conoce bastante sobre las condiciones para su manutención en terrarios. Hay varias empresas especializadas que ofrecen información sobre su crianza, tales como joshfrogs.com y reptilesmagazine.com.
El Dr. Rafael Cartay es un economista, historiador y escritor venezolano mejor conocido por su extenso trabajo en gastronomía, y ha recibido el Premio Nacional de Nutrición, el Premio Gourmand World Cookbook, Mejor Diccionario de Cocina y El Gran Tenedor de Oro. Inició sus investigaciones sobre la Amazonía en 2014 y vivió en Iquitos durante 2015, donde escribió La Tabla Amazónica Peruana (2016), el Diccionario de Alimentos y Cocina de la Cuenca Amazónica (2020), y el portal en línea delAmazonas.com, de del cual es cofundador y escritor principal. Los libros de Rafael Cartay se pueden encontrar en Amazon.com