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Jaguar (Panthera Onca) el Rey de la selva amazónica

marzo 13, 2020

El jaguar (Panthera onca): características, jaguar negro ¿qué come, cuántos quedan y dónde encontrarlo en libertad? Avistamiento de jaguares: un negocio millonario. Jaguares captados por cámaras trampa (VIDEO). Dibujos de jaguares para colorear.

portada jaguar

El jaguar es el felino más grande de América y el único del género  Panthera en toda la región. Es, además, el tercero más grande del mundo, después del tigre asiático y el león africano.

En el planeta existen 36 especies de felinos, que pertenecen a la familia Felidae, que habitan en todos los  grandes territorios, salvo en Australia, Antártica y Madagascar. De las 36 especies, 12 viven en el continente americano: 5 en el trópico, 6 en lugares templados o fríos y 1 solo, el jaguar, que mora en todos los ambientes (Ceballos 2012). 

Por otra parte, en la cuenca amazónica habitan 5 de las 12 especies de grandes felinos americanos: el ocelote (Leopardus pardalis), el margay (Leopardus wiedii), el yaguarundi  (herpailurus yaguouaroundi, el puma (Puma concolor) y el jaguar (Panthera onca). Entre ellos, destaca por su tamaño y su fuerza el jaguar (Ceballos 2012).  

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Video: El secreo para salvar al jaguar de su extinción
Índice

Leopardo y jaguar (comparación)

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Ilustración comparativa de guepardo, leopardo y jaguar.
Fuente: Historia Natural de los mamíferos (Dominio público)

Nombre científico y otros nombres comunes del jaguar

El jaguar (Panthera Onca) recibe muchos nombres vernáculos: jaguar, tigre, tigre real, tigre mariposa; tigre pintado, tigre serrano, tigre amapolo, tigre malibú, tigre negro, pantera, otorongo y mancueva.

El nombre de jaguar es una derivación de la lengua guaraní, en la que jaguara significa “comedor de carne que salta”

Los otros nombres que se le han otorgado dependen de la región que habitan los jaguares.

Hábitat del jaguar

El jaguar se encontraba ampliamente distribuido en todo el continente americano, desde América del Norte hasta la Argentina, incluyendo América Central, así como en los países de la cuenca amazónica.

Se estima que había unos 100.000 individuos hacia 1900.

Ahora, tras haberse reducido su zona de hábitat en un 50 %,  los jaguares han desaparecido de muchos lugares.

Se extinguieron en dos países: El Salvador y el Uruguay.

Casi no se encuentran en Estados Unidos, y se decía que estaban casi desaparecidos en México, pero utilizando la técnica de las cámaras-trampa se calcula ahora una población cercana a los 4.000 individuos en México.

Han casi desparecido de las selvas secas del Pacífico en Ecuador y Perú.

Jaguar (Panthera onca palustris) macho, a orillas del río Tres Hermanos, afluente del río Cuiabá, en Pantanal, Brasil. Fuente: Charles J Sharp CC BY-SA

El jaguar es un felino sumamente resistente a los cambios climáticos de su entorno, no obstante,  prefiere los ambientes húmedos cercanos a ríos y áreas con condiciones vegetales densas, aunque puede desplazarse en sabanas y bosques de la ceja de selva amazónica.  

Su hábitat principal lo constituyen los bosques húmedos y secos, las sabanas, los pantanos y, en algunos casos, hasta áreas cercanas a los asentamientos humanos, debido a la facilidad de obtener alimento proveniente de animales domésticos y de ganado.

Jaguares en Ecuador

En Ecuador aún se les consigue. Allí se distinguen dos subespecies de jaguar: los jaguares de la región occidental del Ecuador (P. onca centralis), en peligro de extinción, y los de la región oriental (P. onca onca), también en peligro de extinción (Espinosa et al 2016). 

Jaguares en Brasil

De los 50.000 ejemplares que se estima la población actual, la mayoría, 30.000, habitan en el territorio brasileño.

Se siguen viendo en libertad con una cierta frecuencia en regiones como El Pantanal y El Cerrado, en la Amazonía, y algunas  veces en los llanos sudamericanos, hasta el punto de que en algunos lugares de la Amazonía brasileña se han organizado exitosamente salidas turísticas de avistamiento de jaguares en libertad. 

Descripción general del jaguar

Es un gran felino, de cuerpo alargado y esbelto, que puede llegar a pesar 150 Kg, de hábitos solitarios, exclusivamente carnívoro.

¿Qué come el jaguar?

Se alimenta tanto de presas grandes como el venado, el pecarí, el tapir o danta (Tapirus terrestris) como de presas de tamaño mediano o pequeño, como anfibios, reptiles, pequeños mamíferos o peces.  

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Jaguar atacando un tapir.
Fuente: The new natural history (c.1901), by Lydekker, Richard (1849-1915), Vol. 1
Autor: Friedrich Wilhelm Karl Kuhnert (1865-1926) pintor e ilustrador alemán.
(Dominio público)

Pelaje y color

El jaguar presenta un pelaje corto,  de colores amarillo y rojizo en los costados, y con tonos más claros hacia el hocico y las mandíbulas. Presenta manchas negras en la cabeza, cuello y cola. 

En la parte pectoral e inferior de sus patas presenta color blanco, poseyendo a lo largo de su cuerpo rosetas de color negro, con una mancha central usualmente en el costado y el dorso.

Jaguar negro

Es posible encontrar ejemplares de jaguares con una coloración totalmente negra. Y se les llama leopardo, del latín leopardus, que quiere decir “león oscuro”. 

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Jaguar negro acostado. Fuente: Jaguar Negro / CC BY-SA

Peso

Se han observado jaguares con un peso de hasta 158 kg, pero el peso en promedio de un macho es de 100 kilogramos, y en las hembras es de 70 kg. 

Longitud

Su cuerpo puede alcanzar una longitud de 2,75 m, midiendo desde el hocico hasta el extremo de su cola. 

Tiempo estimado de vida

El jaguar sometido a cautiverio, como sucede en el zoológico,  puede llegar a vivir hasta 25 años, mientras que en su entorno natural puede alcanzar hasta los doce años,  para ser el felino de mayor longevidad.

Los Super Poderes de felinos como el jaguar

Todos los felinos se parecen en que poseen colmillos cónicos y colmillos inferiores grandes. La mayoría son de hábitos solitarios, a excepción de los leones (Panthera leo) y los geopardos (Acinonyx jubatus) que viven en manadas.

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Jaguar (Pantera onca) en el zoológico de toronto. Fuente: MarcusObal / CC BY-SA

Los jaguares, como la mayoría de los grandes felinos, tienen garras rectráctiles y especializadas en la manipulación y dominio de las presas que están a su alcance y se resisten.

Presentan hábitos tanto nocturnos como diurnos, por lo que sus ojos son muy sensibles a los cambios en la luz del día o a la oscuridad.

La vista de los felinos supera hasta seis veces la visión de los humanos.

Validos de esa agudeza visual y del colorido y manchas de su piel que le permiten camuflarse en la espesura del bosque, los jaguares son hábiles cazadores, diestros para  localizar y atrapar a sus presas (Payán, Soto 2012).

Su sentido del olfato, en cambio, es poco desarrollado.

Pero se valen de sus bigotes, conectados a terminales nerviosos para descubrir la dirección del viento y calcular el espacio existente entre las ramas del bosque, lo que le ayuda a desplazarse en silencio en plena oscuridad. 

Comportamiento sexual del jaguar

El jaguar macho alcanza su madurez sexual entre los tres y los cuatro años de edad, mientras que la hembra lo hace entre los dos y los dos años y medio.

La época de celo de la hembra se presenta en un período comprendido entre los seis y los 17 días. 

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Un par de jaguares salvajes copulando, revelando la expresión en la cara de cada individuo. La hembra revela claramente el dolor que siente debido a la forma anatómica del órgano genital del macho. Stella Ditt Pfundstein / CC BY-SA

El proceso del apareamiento es muy breve, pero frecuente.

El período de gestación va de 93 a 105 días.

La hembra pare de una a cuatro crías, que se alimentan solo de leche materna hasta los tres meses de vida.

El destete ocurre a los cinco o seis meses, y luego las crías permanecen, en su proceso de desarrollo,  junto a su madre de un año y medio a dos años.

Al alcanzar su madurez sexual, se alejan de su madre para establecerse por su cuenta.  

Hábitos y alimentación. 

Es un felino muy territorial y solitario. Usualmente en el territorio de un macho pueden permanecer dos hembras.

El jaguar tiende a hacer grandes desplazamientos en busca de comida y refugio, hasta el punto de que un día pueden recorrer hasta  unos 10 km.

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Jaguar negro en movimiento. No es una gran foto, pero la luz empeoraba y este jaguar negro estaba muy lejos. Lugar: Playa del Carmen, Quintana Roo, México Fuente: Tony Hisgett Algunos derechos reservados

La superficie promedio correspondiente a un jaguar, varía entre 54 km2 a 938 Km2.

Otros como Tobler et al (citado por Universidad San Francisco de Quito 2017) señalan un área de 130 km2 para las hembras y de 283 km2 para los machos.  

El jaguar es un animal territorial. Marca su territorio, raspando con sus garras los troncos de los árboles, orinando en el suelo o defecando por los caminos que transita.  

Función del jaguar para el equilibro de los ecosistemas

El jaguar es una especie reguladora de su entorno, y resulta importante para la salud del ecosistema.

La existencia de carnívoros afecta la cadena trófica, porque su ausencia o disminución  afecta las poblaciones presa, que pueden multiplicarse, aumentando la presión sobre la vegetación consumida, modificando la recuperación natural del bosque.  

jaguar cazando en rio

El jaguar contribuye a regular la fauna a su alrededor, disminuyendo animales viejos y enfermos a los que elimina, mientras  protege a otros, pues su área de vida ocupa grandes espacios, en los que sirve como un elemento disuasorio para la penetración de posibles ocupantes humanos.

Así, reduce la presión para otras especies, lo que lo posiciona como una pieza esencial para la regulación y la conservación del entorno, en especial en algunos lugares donde vive, como sucede en la región amazónica. 

Los enemigos del jaguar

Los principales enemigos del jaguar son la caza ilegal, la deforestación, la fragmentación del hábitat, especialmente por la apertura de carreteras y el desarrollo de asentamientos humanos, el avance de las explotaciones agropecuarias y la disminución de las especies animales que les sirven como presa, y que son esenciales para su alimentación.  

El jaguar es una especie muy amenazada, sobre todo por la cacería ilegal.

Entre las amenazas que comprometen la vida del  jaguar, la más letal es la los grupos humanos, sobre todo los cazadores y los ganaderos que practican la ganadería extensiva.

Ambos, persiguen, cazan y matan al jaguar.

Los cazadores para obtener su piel, que exportan a compradores europeos, asiáticos y estadounidenses, o que exhiben como un trofeo de su “hazaña” deportiva.

Los ganaderos lo persiguen para proteger a sus rebaños de la acción depredadora del jaguar, pues éste se alimenta de las reses de su explotación pecuaria extensiva.

De esta manera, en un escenario donde los mamíferos terrestres mayores han sido reducidos progresivamente por la cacería, la fragmentación del bosque y la deforestación, que acorta e interviene el área de su  hábitat, el jaguar se provee de carne, con un gasto menor de energía que le supondría la caza en las sabanas o en la selva de presas menos abundantes, y más ágiles en su huida. 

Especie amenazada

La amenaza contra el jaguar es cada vez más notoria y avanza de manera indetenible, especialmente en las áreas de bosque no protegidos. Esa enorme presión ha convertido al jaguar en una especie casi en extinción en algunos lugares, y en “casi amenazada” en otros. 

La presencia del jaguar en la Amazonía colombiana, por ejemplo, comenzó a disminuir a partir del 2006.  Debido principalmente a la cacería furtiva, la caza deportiva y las retaliaciones de los ganaderos que pusieron precio a la cabeza del jaguar (Castaño-Uribe, Ange-Jaramillo, Ramírez-Guerra, Romero 2015).

El jaguar fue reemplazado por otro gran felino, el ocelote o tigrillo (L. pardalis)., que vive hasta en zonas fragmentadas, aprovechando áreas de paisaje intervenido, que conservan aún una buena cantidad de presas medianas y pequeñas.

El ocelote o tigrillo sustituyó al jaguar en su papel de regulador de poblaciones animales. Los ocelotes y los pumas se adaptan con una cierta facilidad a la existencia de poblaciones humanas.

De allí que su hábitat ideal  es en la cercanía de comunidades indígenas nativas y en las grandes áreas protegidas, como los parques nacionales y otras áreas de reserva animal.

No solo para los grandes felinos, sino también para grandes y medianos mamíferos, como picure (Dasyprocta punctata), armadillo (Dasypus novemcinctus), lapa (Cuniculus paca), chigüiro (Hydrochaeros hydrochaeris) (Morrison, Sechrest, Dimerstein, Wilcove, Lamoreux 2007). 

En algunos casos la competencia entre grandes felinos y poblaciones humanas se incrementa con la disminución del bosque y del contingente de presas, en particular en los lugares situados en las cercanías a los cuerpos de agua, donde se concentra el ganado para abrevar.

El último refugio del jaguar…

La región del Trapecio Amazónico (Colombia, Perú y Brasil) es una de las áreas prioritarias de investigación y que resulta clave para el  muestreo de mamíferos en la cuenca amazónica (Oliveira et al 2002). 

No van quedando muchas áreas aptas para la conservación del jaguar y otros grandes felinos.

La mayoría están localizadas en la Amazonía, que se ha convertido, en la práctica, en el hábitat más importante para la supervivencia del jaguar y de la mayoría de los mamíferos terrestres grandes, con pesos superiores a los 10 kg, dependientes de los bosques bajos tropicales de América del Sur (Payán-Garrido, Escudero-Páez 2015; Sanders et al 2002).  

Un estudio de la WWF estimó la existencia de unos 2.000 jaguares en el Corredor Trinacional Napo-Putumayo, que toca territorios compartidos por Colombia, Perú y Ecuador, un territorio que cada vez es más penetrado, a pesar de su condición de reserva natural.

Ese corredor atraviesa la Reserva de Fauna Cuyabeno, en el Ecuador, el Parque Nacional Gueppi-Sekime,  en el Perú, y el territorio indígena Predio Putumayo, en Colombia. 

Poblaciones de jaguares en el Amazonas

Todas estas estimaciones de la existencia de grandes felinos son facilitadas por la utilización de cámaras-trampa, una tecnología muy eficiente para ese propósito.  Con ellas, distribuidas en grandes áreas de posible concentración de animales como los grandes felinos, se pueden detectar especies crípticas a cualquier hora de la noche, sobre todo para animales con hábitos nocturnos,  para realizar inventarios de especies y determinar su abundancia y densidad (Payán-Garrido, Escudero-Páez 2015: 226). 

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Guardaparques de la Reserva Nacional Río Clarillo (Región Metropolitana) instalan cámaras trampa, con las que se obtienen registros de fauna sin perturbarlos con presencia humana, a través de la activación de sensores de movimiento, que incluso funcionan en la oscuridad. Con tales imágenes es posible realizar estudios sobre esta área.
Autor: javier Ramos Pinochet / CC by SA 4.0

Con el uso de las cámaras-trampa se ha podido determinar la densidad comparativa de jaguares en varias regiones.

En la Amazonía colombiana la densidad es de 2,70  jaguares por 100 km2, en los llanos orientales de Colombia es de 2,27 unidades/ 100 km2, en el Magdalena Medio, de 4,88 /100 km2, en la Amazonía boliviana, de 2,8/ 100 km2.

Payán-Garrido y Escudero-Páez (2015: 230) consideran  que una buena estimación de jaguares en la Amazonía puede ser de 3/ 100 km2. Esas estimaciones de abundancia y densidad también se hacen para mamíferos terrestres grandes como el venado colorado o el pecarí de collar. 

¡Video de jaguar captado durante horas por una cámara trampa!

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Por medio de cámaras trampa las manchas de los jaguares son identificadas para tener un registro de estos. Video cortesía Rony García de WCS Gua.

Acuerdos indígenas para la protección del jaguar y otras especies

Es interesante señalar la existencia de algunos acuerdos comunitarios en tierras indígenas, como las del alto Caura, para la conservación de los grandes vertebrados en áreas no protegidas. (Perera-Romero, Polisat, Maffei, 2015).

La gestión territorial indígena, de la población indígena residente en sus hábitats ancestrales, y en sus territorios, ha contribuido a la salvaguarda de la conservación de los grandes vertebrados, tanto en la Amazonía como en el Escudo Guayanés.

Ese acuerdo territorial ha bajado la presión de caza sobre algunos animales  del monte, como el báquiro de cachete blanco (Tajacus pecari) y el tapir (Tapirus terrestres), así como para la conservación del jaguar (Castaño-Uribe, Ange-Jaramillo, Ramírez-Guerra, 2015; Perera-Romero, Polisat, Maffei 2015).    

Mitos y leyendas del jaguar en la cultura amazónica

El jaguar ha sido un importante  referente en la creación de todo un sistema de relaciones, prácticas y creencias que existen en los distintos grupos sociales, y principalmente en las comunidades nativas indígenas amazónicas, región en la que hay una mayor concentración de la especie. 

Partiendo de los relatos ancestrales indígenas, incluso desde tiempos prehispánicos, hasta las propias narraciones de los cazadores hoy en día, el jaguar representa un notable interés en lo concerniente a los temas cosmológicos, mágico-religiosos, ritualistas; sociales y económicos y, sin duda alguna,   en el desarrollo de la cultura de la región amazónica en si misma.

El jaguar viene a representar en la cultura indígena los instintos básicos de los seres humanos, en especial en aquellos que logran “transformarse” en el propio jaguar buscando imitar su audacia y fuerza,  y adquirir la capacidad de exterminar o dominar a sus semejantes. 

En la cosmogonía indígena amazónica, el  jaguar ha sido temido y adorado en gran medida por parte de los grupos humanos desde tiempos ancestrales.

El chamán y el jaguar

El chamán, o brujo de las tribus, se transforma simbólicamente en un  jaguar, para acceder a los poderes que le brinda el entorno natural del felino. 

En este caso, el chamán se apropia de los atributos del jaguar para convertirse en un ser con enormes energías espirituales y mágicas,  que pueden ser usadas en beneficio o en perjuicio de los demás, ya sea para ayudar o para hacer daño, según sea el caso.

El chamán se enfrenta, en medio del trance, al jaguar. Si lo derrota, puede  conducir la energía del universo hacia el bien, pero si es derrotado por el jaguar, encarna el espíritu del mal.

De esa manera se ha creado desde tiempos remotos una relación tan íntima entre el jaguar y el chaman, que se pensaba en las culturas ancestrales que el uno era el otro.  

El jaguar ha sido desde siempre,  para las culturas del norte, centro y sur de América, un símbolo de fuerza y poder.

El jaguar en las culturas prehispánicas.

Históricamente se han encontrado evidencias de inmensas piedras talladas con iconos de hombres jaguar. De lo que se infiere el grado de importancia que, sobre todo en la cultura mexicana olmeca, poseía el jaguar en el contexto de los escenarios bélicos de los grupos indígenas.

Olmecas

Para los olmecas, habitantes de las selvas del golfo de México en el 1.400 a.C., el jaguar era su referente mitológico más importante.

Mayas

Para los mayas, en la península de Yucatán,  del sur de México y Guatemala, el jaguar constituía un dios del inframundo, y aparece en Chilam Balam, libros escritos anónimamente en los siglos XVI y XVII, en los que Balam era “el que es boca”, es decir el que profetiza, el chilam, asociado a presencias como la del jaguar, e incluso su denominación en náhuatl.

Aztecas

Además, para los aztecas el jaguar era el dios Tezcatlipoca, el señor de las sombras, por su habilidad para penetrar en las tinieblas. Entre ellos había feroces guerreros, los guerreros ocelotl, que portaban en los enfrentamiento una  piel de jaguar sobre su espalda.

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Guerrero jaguar azteca, tlahuahuanque. El combate sacrificial ritual azteca llamado sacrificio gladiatorio en español y tlahuahuanaliztli o tlauauaniliztli en náhuatl, como se muestra en el folio 30r del Codex Magliabechiano. Siglo XVI Fuente: FAMSI website (Foundation for the Advancement of Mesoamerican Studies, Inc.) Dominio Público

Un palacio a los jaguares existe en Tlatelolco, así como existen monumentos arquitectónicos dedicados al jaguar entre los mayas, como ocurre en la ciudad maya de Chichen Itzá. 

El jaguar en las culturas indígenas sur americanas

El jaguar era importante no solo en la mitología mexicana, sino también en la  sudamericana. En la cultura indígena ecuatoriana el jaguar actuaba como mediador entre los hombres y los dioses.

Los waorani, por ejemplo, creen que los viejos guerreros, al morir, se transforman  en jaguares, y que los chamanes tienen la facultad de moverse entre dos estados: el humano y el del jaguar (Espinosa et al 2016). 

El otorongo, entre los indígenas de la Amazonía peruana, es una presencia esencial en el relato amazónico y en la cosmogonía indígena. En las cultura indígena peruana, como en la cultura chavín, el jaguar está representado en diferentes soportes, en especial en cerámica.   

Los seres humanos y los animales comparten para estas culturas el mismo significado espiritual, Reichel-Dolmatoff (1975) señala que:

“el jaguar se haya a menudo asociado con cierto numero de fenómenos naturales como el trueno, el sol, la luna, las cavernas, las montañas, el fuego y también ciertos animales”, como el jaguar o la serpiente. 

Reichel-Dolmatoff (1975)

De allí el importante papel que juega el jaguar dentro de la cosmogonía indígena. 

El jaguar es considerado en el interior de esa cosmogonía como una deidad, un dios,  y no solo como un animal fuerte y audaz.

En las diversas creencias animistas indígenas  el jaguar es un ser inmortal, no muere porque su espíritu indómito queda para siempre en el cosmos y,  en ocasiones, toma su forma espiritual en el mundo de los humanos.

El jaguar como emblema principal del turismo ecológico

El papel regulador que cumple el jaguar en la ecología de los sistemas ambientales, el temor que infunde a las poblaciones humanas,  la mitología indígena y el misterio que envuelve su presencia, su escasez relativa y la significación simbólica que se le atribuye, han convertido al jaguar en objeto  de culto para el observador urbano.

Se ha creado, así, una rentable corriente de flujo turístico en algunas regiones amazónicas, tal como sucede en algunas zonas del África tropical, para la observación de jaguares en libertad. 

Desde hace varias décadas, concretamente desde la década de 1990, se ha desarrollado el turismo de observación de jaguares en algunas haciendas ganaderas de la región de El Pantanal, en Brasil (Hoogsteijn, Hoogsteijn, Tortato, Rampin, Vilas 2015). Las áreas naturales protegidas de El Pantanal están ubicadas en los estados de Mato Grosso y Mato Grosso de Sul. 

El avistamiento de jaguares salvajes como actividad turística: un negocio millonario.

En El Pantanal funcionan cuatro haciendas, asociadas al sistema barco-río,  en las que coexiste la ganadería extensiva con el turismo de observación del jaguar, principalmente, que constituye su especie bandera.

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Jaguar hembra molesta en el Rio São Lourenço, Porto Jofre, Pantanal, Poconé, Mato Grosso, BRAZIL Bernard DUPONT from FRANCE / CC BY-SA

De las cuatro haciendas, dos son explotaciones turísticas activas y dos son centro de protección del jaguar. Los promotores turísticos que garantizan la observación de jaguares cobran tarifas diarias de US $ 350, y los que no dan seguridad de la observación cobran US$ 150. 

Los resultados de la actividad han resultado un excelente negocio para las haciendas ganaderas.

Se calcula que las pérdidas que los felinos ocasionan por depredación al ganado no llegan al 4,11 % de las ganancias brutas generadas por el turismo en tres explotaciones ganaderas y al 3,7 % en la más conocida, la Fazenda San Francisco, en la que los ingresos generados por ese tipo de turismo exceden por mucho las pérdidas ocasionadas por la depredación.

Son haciendas donde abundan las especies presas de felinos. Allí operan también alojamientos  para turistas: casas de hacienda, hoteles y posadas. 

La mayor afluencia de turistas en esas haciendas ocurre en la temporada seca (de julio a noviembre). Para darnos cuenta  del movimiento turístico ya en el 2012 se registró un flujo de 10 turistas cada hora.

El gasto diario de cada turista ronda los US $300. Si se calcula una duración promedio de tres días por cada visita, el gasto por cada turista sería US $ 900.

Uno solo de los cuatro destinos turísticos reportó la llegada anual  de 1.100 turistas a su hostal, lo que generó un ingreso bruto anual de US $ 1 millón (Hoogsteijn et al 2015: 267-269).  

Dibujo de jaguar

dibujo de jaguar
dibujo de jaguar negro

Jaguar para colorear

jaguar para colorear
jaguar para colorar

Referencias.

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