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6 . Aventureros tras la Ciudad Perdida de Z: la verdadera historia

Una misteriosa desaparición entre la realidad y la ficción

Exploradores en busca de la ciudad Z

El más famoso de los aventureros amazónicos, y el más polémico entre ellos, fue el explorador y arqueólogo  inglés Percy Harrison Fawcett (1867-1025).

Su espíritu aventurero le viene de familia.

Su padre fue miembro de la Royal Geographical Society, de Londres. Edward, su hermano mayor, fue un destacado alpinista, escritor de novelas de aventuras y aficionado al ocultismo oriental.

El propio Percy H.   era un militar que sirvió en el cuerpo de artillería real en Ceylán, y después actuó como agente del servicio británico en África del Norte.

Se codeó en Londres con renombrados novelistas como Arthur Conan Doyle y H.R. Haggard.

Colonel Percy Harrison Fawcett in 1911.
Índice

Expediciones al Amazonas

La primera expedición que hizo Fawcett a América del Sur tuvo lugar en 1906, cuando formó parte de una comisión encargada  de cartografiar (Fawcett era, además, topógrafo) la frontera selvática que separa Brasil y Bolivia en la mediación inglesa en la disputa fronteriza.

De esa primera incursión en la Amazonía quedaron algunas revelaciones que fueron tildadas de exageraciones.

Una de ellas fue la de haber visto una anaconda de 19 metros de largo, y algunos otros animales selváticos poco conocidos: como un perro salvaje negro, probablemente un jaguar, o una araña gigante.

Durante el período comprendido entre 1906 y 1925 realizó un total de siete expediciones. 

En 1910 realizó una importante expedición buscando la fuente de los ríos Guaparé y Heat, en la frontera entre Perú y Bolivia.

A su regreso a Inglaterra, ingresó al ejército para combatir en la I Guerra Mundial (1914-1918).

Al terminar la Guerra regresó al Brasil, para estudiar la fauna y la flora. En ese tiempo se obsesionó con la existencia de una gran ciudad perdida en la selva brasileña, en la región de Mato Grosso.

«Z» o «raposo» la mítica ciudad perdida del Amazonas.

Fawcett había encontrado un documento portugués del siglo XVIII, el “manuscrito 512”, que se refería a una gran ciudad, que él llamó Z.

Encontró en sus largas búsquedas una ciudad en ruinas, a la que puso el nombre de Raposo.

En 1925 regresó a Brasil, esta vez acompañado de su hijo mayor, Jack, y de un amigo de éste,  y se internó en la selva, cargado de provisiones e instrumentos de medición.

Página 01 del Manuscrito 512
Fuente: Fundação Biblioteca Nacional [Public domain]

Extraña desaparición

El 20 de abril de 1925 salieron de Cuiabá. Su última comunicación escrita fue una carta a su esposa, fechada el 29 de mayo, en la que le informaba que estaba cerca del río Xingú, y que se adentraban en territorio desconocido, cerca de la tribu de los Kalapalo, los últimos en verlos.

Después se produjo un gran silencio, que fue aprovechado por la prensa inglesa para armar un gran misterio, que incitó a la realización de una serie de 13 expediciones, en las que murieron unas 100 personas, que encontraron algunos rastros de Fawcett y sus compañeros: una placa de identificación en 1927, la brújula del explorador en 1933.

Desde entonces, se habló poco de las ciudades perdidas de la Amazonía.

El rastro perdido de la última expedición de Fawcett

En  1960, el explorador danés Arne Falk-Ronne viajó a Mato Grosso. En su libro de viajes, publicado en 1991, señaló que Fawcett murió probablemente a manos de los indígenas Kalapalo por no llevarles regalos, lo que se consideraba una violación de las normas de protocolo.

En 2004, el diario británico The Observer señaló que Misha Williams, un director de TV, apuntó en un programa que Fawcett no quiso regresar a Gran Bretaña y fundó una comuna teosófica.

En 2005, 80 años tras la desaparición de Fawcett, David Grann, de The New Yorker, visitó a los Kalapalos para aclarar el misterio, y concluyó que Fawcett había sido seguramente asesinado por indígenas feroces de la región.

Orlando Villas Bôas y dos indios Kalapalo con hueso de Cel. Fawcett encontró en el lugar exacto donde los ancianos informaron su muerte. Foto de 1952. C.V.B.
Fuente: Archivo de la familia de Villas Bôas

Otras ciudades perdidas de la Amazonía

El novelista escocés Arthur Conan Doyle creó el personaje del profesor George E. Challenger, basado en las notas del viaje de 1906 de Fawcett para su novela El Mundo Perdido, publicada en 1912 y ambientada en el Amazonas,  iniciadora el género literario de los dinoasaurios.

Más tarde, la serie Indiana Jones se inspira en parte en la vida aventurera de Fawcett, así como el libro de James Gray y la película que inspiró: “Z, la Ciudad Perdida”, filmada en 2017. 

Las ciudades perdidas de la Amazonía siguieron incitando la curiosidad de los aventureros y de los científicos.

La hipótesis de la Gran Civilización Amazónica

En 1989 apareció una publicación de la estadounidense Anne Roosevelt, en la que sostenía que en la región de Terra Pintada, en Santorém, en el estado brasileño de Pará, se levantó una gran civilización amazónica cuyos pobladores desarrollaron tempranamente la cerámica y aplicaron método de fertilización de la “terra petra” (tierra negra).

Según W.M. Denevan (1996) esa tierra negra fue transportada desde las tierras bajas a las tierras altas para compensar  la pobreza en nutrientes de esos suelos.

Ese sistema correspondió a un modelo de manejo de zonas de bosques antropogénicos, con alta concentración de recursos naturales de subsistencia, propio de grandes poblaciones.

En una publicación posterior, Roosevelt (1994) retomó el tema, planteando que la ocupación de la Amazonía tiene unos 12.000 años.

Otros arqueólogos como Donald Lathrap, en su libro The Upper Amazon (1970), consideraron que la Amazonía no era la selva “virgen” que se pensaba, que tenia una larga historia de manejo ambiental y que había albergado grandes poblaciones.

Otros indicios de la ciudad perdida de «Z»

Posteriormente el arqueólogo estadounidense Michael Heckenberger (2009) informó sobre el descubrimiento de los restos de una civilización amazónica llamada Kuhikugu, cerca del río Xingu, entre los Kuikoro.

Se renovó entonces la búsqueda  de la ciudad Perdida de Z en un libro de Gram (2009).

Volvió sobre el tapete académico la idea de las complejas y grandes civilizaciones del siglo XVIII, con gobierno centralizado, grandes obras, tierras negras de alta productividad agrícola y la transformación por parte de los grupos amazónicos de la biodiversidad y los paisajes forestales (Clement et al 2015; Schmidt, et al 2014).

Y se habla de más en más de grandes complejos arqueológicos en Santarem, en la isla de Marajó, en Macapá y en las cercanías de Manaos.

En contraste con la existencia conocida de las pequeñas y simples civilizaciones indígenas amazónicas, descritas por los arqueólogos del siglo XX, y que contradicen los relatos de varios cronistas de los siglos XVI y XVII, que se refirieron a poblaciones muy densas y aldeas de gran tamaño, que fueron diezmadas por las epidemias y los abusos de  conquistadores y colonizadores portugueses y españoles.   

Bibliografía

  • Clemens C.R., Denevan W.M., Heckenberger M.J., Braca-Junqueira A., Neves E.G., Texeira W.G.,  Woods, W.I. (2015). Proc. of the Royal Soc.B. Biological Sciences, Vol. 282, Issue 1812, August . 
  • Denevan W.M. (1996). A Bluff Model of Riverine Settlement in Prehistoric Amazonia. Annals of theAssociation of American Geographers, 86 (4).  
  • Grann D. (2009). The Lost City of Z: A Tale of Deadly Obsession in the Amazon. New York: Doubleday. 
  • Heckenberger H. (2009). Lost cities of the Amazon. Scientific American. Vol. 301 (4), 69-71. 
  • Lathrap D.W. (2010). El Alto Amazonas. Santiago Rivas Panduro (ed.). Lima: Instituto Cultural Runa/ Institute of Andean Research. 
  • Roosevelt A. (ed.). (1994). Amazonian Indians. From Prehistory to the Present. Anthropological Prospection. Tucson: The University of Arizona Press.  
  • Roosevelt A. (1989). Resource Management in Amazonia Befor the Conquest: Beyond Ethnographic Projection. Resources Management in Amazonia: Indigenous and Folk Strategies, Vol. 7, Advanced in Economic Botany, New York: The New York Botanical Garden.  
  • Schmidt M.J., Daniel A.R.P., Moraes C.de P., Valle R.B.A., Caromano C.F., Texeira W.G., Barbosa C.A., Fonseca J.A., Magalhaes M.P., Carmo Santo, D.S. Silva, R.D., Guapindaia V.L., Moraes B., Lima H.P., Neves E.G., Heckenberger M.J. (2014). Dark earths and the human built lasndscape in Amazonia: a widespread pattern of anthrosol formation. Journal of Archaelogical Science, Science, Vol. 42, February, 152-165.   

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